27 de septiembre de 2020

Querer no siempre es poder

Este fin de semana no dio lugar a hacer demasiado, si tenemos en cuenta que la lluvia no dio tregua y el cielo permaneció nublado la mayor parte del tiempo. Pero sí permite pensar, reflexionar, aun cuando no se plasmen en realidades concretas. No hay margen para esperar o hacer especulaciones, el momento es hoy. Es posible que lo que proyectamos hoy (como mencioné antes), no sea viable en el corto plazo, pero por ese preciso motivo hay que insistir. Hay que hacer que las cosas ocurran y no dejar todo librado al azar. Hablando de cosas inconclusas, estaba viendo viejas publicaciones que hablaban con bombos y platillos de la autopista Cañuelas-Roque Pérez, un anuncio faraónico del macrismo que como tantos otros, quedó en la nada. Ya desde el momento que se hizo público, en 2018, parecía difícil de concretar, de manera que yo lo tomé con pinzas desde el principio. Nunca vamos a saber si hubiera significado una mejora real en nuestra calidad de vida, porque es algo que nunca ocurrió.  
En los últimos 6 meses, mi estado de ánimo ha ido fluctuando, al igual que les ha ocurrido a la mayoría de ustedes. Pensé que la cuarentena no iba a durar más que unas pocas semanas, y de hecho me resulta increíble que estemos atravesando la mitad del año en estas condiciones. Por eso no vale la pena hacer pronósticos o conjeturas, más aún en lo que respecta a Lobos. Hay que mirarse el ombligo y replantearse una serie de cuestiones. Desde el momento en que manifestás síntomas, te hacen el hisopado, das positivo, hasta que finalmente te recuperás, todos los recursos del sistema de salud están volcados a salvar tu vida y la del resto de los pacientes. Por ese motivo, la salud pública ocupa hoy un lugar preponderante, en un país empobrecido donde pocos tienen una obra social que les permita ir a una clínica privada. No tomar los cuidados necesarios hace que estés más expuesto a los contagios, por obvio que parezca decirlo. Esta situación no es grata para nadie, pero he optado por resignarme y tomar todas las medidas posibles para no terminar en un hospital, aislado y alejado de mis seres queridos. A cualquiera le puede pasar que contraiga el virus, nadie está exento. Ha habido personal de farmacias lobenses que se infectó, y por ese motivo esos comercios cerraron preventivamente. A su vez, hubo que reprogramar las farmacias de turno para sustituir a aquellas que no estaban en condiciones de abrir. Un colega periodista presentó síntomas compatibles al COVID, pero por suerte el resultado del hisopado fue negativo. Me alegro mucho por él y por su familia. 

Es domingo por la mañana, y mientras redacto estas líneas, la casa y el barrio permanecen en un silencio absoluto, solo interrumpido por el cantar de los pájaros y el sonido del agua de la pava esperan que esté lista para el mate. Me cebo los primeros amargos, y reanudo con más pilas lo que venía haciendo.
Para que se entienda: distensión no es sinónimo de estupidez. Se puede entretener sin subestimar al espectador. Se puede hacer un producto de calidad sin gastar demasiado. Hace falta creatividad, ingenio, esa "chispa" que hace rato no abunda en la TV argentina. En la actualidad, la mayoría de la gente que tiene posibilidades económicas de hacerlo se encuentra abonada al cable, porque la oferta de los canales de aire es tan pobre y mediocre, que nos hace acordar a los países centroamericanos. Lo peor de todo, es que me parece que estamos empezando a perder la identidad, el gusto argentino, esa preferencia tan nuestra por determinados programas y por determinados contenidos. Los reality shows y todas esas engendros importados cosechan rápida aceptación, entonces qué se puede esperar... sólo que, ,entre todos, empecemos a pensar en la post-pandemia, y en brindar incentivos para todos aquellos que se vieron arruinados económicamente durante tantos meses sin poder ejercer su actividad. Punto final. 



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