9 de septiembre de 2020

Escupir para arriba puede ser peligroso

Si hay algo que nos impulsa a luchar, es la adversidad. Pensá esto: si tuvieras todas las comodidades que querés, no tendrías motivo para quejarte o cuestionar nada. En lo que respecta al periodismo, trato de analizar qué intereses puede haber detrás de cada hecho de actualidad. Y eso no te lo enseña la Facultad, sino la intuición. 

Muchas veces hay manifestaciones o movilizaciones masivas que son meramente espontáneas y no responden a ningún partido u organización. Pero siempre están los famosos "infiltrados", que son agentes de los servicios de inteligencia, o bien punteros políticos, que buscan arruinar el verdadero espíritu de la protesta con incidentes que son ajenos a ella. Fogonear el caos y el descontrol es muy peligroso, pero en la Argentina se ha utilizado con frecuencia ese recurso. Fulano viene a restablecer el "orden" después de la caótica situación en que nos dejó un determinado Gobierno. Esto es tan útil para dictadores como para líderes mesiánicos que se arrogan la representación popular. Las cosas son como son, lo que debemos hacer es aprender a interpretar la realidad. Cuando vos lográs esto, te das cuenta de que nadie es inocente en este juego. Los sindicatos no responden a los intereses de sus afiliados, se sirven de éstos a cambio de negociar un aumento con los empresarios y dirigentes de segunda línea por debajo de la mesa. 

Lo que acabo de exponer no está relacionado con la protesta de la Policía que presencié el miércoles, en el centro en Lobos. La mayoría de los que se manifestaron son integrantes de la fuerza, amigos o allegados, y personal retirado. Espero que se llegue a un acuerdo cuanto antes, y que les otorguen una remuneración acorde a la tarea que realizan.

El tema es que el pulso social cambia más rápidamente que antes. Estamos atravesando la peor crisis económica del siglo XXI, peor aún que la de 2001/2002. Porque aunque no lo leas en los grandes diarios, lo percibís en tu bolsillo y en el de quienes te rodean. Los peces gordos se salvan siempre, porque viven de la chantada y la especulación. Quienes debemos sostener una emprendimiento, tenemos que adaptarnos a un escenario nuevo, que cayó como un mazazo a partir de marzo y promete continuar hasta 2021. Hacer campaña con el COVID y la cuarentena es una actitud miserable, pero para la clase política que nos gobierna todo es posible. Y para los opositores, también. A quien le quepa el sayo que se lo ponga. Pasaremos las Fiestas en un contexto rarísimo, porque si bien las reuniones sociales no están permitidas, alguna excepción habrá que hacer. El Gobierno lo sabe y ya viene planificando eso desde hace tiempo. Sólo es cuestión de meses ver qué sucederá. 

Podés echarle la culpa a Fernández, a CFK, al virus, o a Kicillof. Pero mientras nos entretienen como monos de circo, la rueda sigue girando. No olvidemos esto. Estos tipos no son novatos en la política, se las saben todas. Los macristas tampoco eran novatos, pero sí bastante más inútiles. Por algo perdieron las elecciones. En una nota anterior pronostiqué que el peronismo volverá a ganar en 2021, y hasta ahora nada me hace pensar lo contrario. Es un país tan imprevisible como el nuestro, puede haber un golpe de timón, pero si ocurre será por circunstancias ajenas al deseo de los futuros candidatos de uno y otro partido. 

Si la pandemia nos cambió la vida, queda demostrado que cualquier crisis global nos puede dejar en bolas y sin saber qué hacer. El virus fue un intruso en la mediocridad de la política argentina. Ya estamos con la cuarentena más larga del mundo, que interpela a nuestra propia idiosincrasia. Como somos poco afectos a acatar normas, decretos y leyes, la falta de cuidado provoca cada vez más contagios. Una forma poco sutil de escupir para arriba. Punto final. 


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