24 de marzo de 2014

Crónica del otoño lobense

"La naturaleza es sabia", dirán algunos. Yo digo que la naturaleza del ser humano es estúpida, porque siempre sigue a la manada, a la corriente, y es por ello que nunca es capaz de formarse un juicio de valor propio. Entonces es frecuente escuchar: "Me dijeron que...", "Hay fuertes rumores de que...", etc. Basta, flaco!!! Decí con nombre y apellido quién te dijo lo que estás propalando tan alegremente y hacete cargo. Y demostrá con sólidos argumentos que lo que sostenés desde un medio de comunicación, o en una conversación casual, tiene algo de asidero. En lo que respecta al periodismo, uno se nutre de fuentes y muchas veces no puede divulgar los nombres de los informantes. Pero si estás denunciando o difamando a alguien en base a un rumor, dedicate a otra cosa. Dicho esto, paso a citar un texto que puede echar un poco más de luz sobre el asunto que estoy abordando.

Gordon W. Allport y Leo Postman, profesionales especializados en el estudio de la información directa, han estudiado el fenómeno del rumor desde distintos puntos de vista, tratando de esclarecer las motivaciones particulares de las personas que se dedican a difundir rumores y la ingenuidad de la mayoría al caer víctima de sus propósitos, participando en una elaborada cadena generalmente instrumentada con intenciones malignas.
Debemos tener en cuenta que gran parte de la información que intercambiamos cotidianamente con nuestros semejantes son chismes ociosos que no siempre son inocentes, como manera de llenar un diálogo que creemos necesario para comunicarnos con la gente. Quiere decir que existe interés en la gente tanto de enterarse de lo que acontece como de contarlo después, con aditamentos subjetivos extraídos de su propia imaginación.
Es difícil saber a ciencia cierta el propósito verdadero que cumple la difusión de un tipo de información que pretende ser secreta y novedosa; pero de lo que no hay ninguna duda es que despierta el interés de la mayoría. La última noticia siempre lleva consigo la ilusión de despejar la incertidumbre y el vano propósito de calmar la ansiedad que provoca el miedo a lo desconocido.
El rumor es un problema social, principalmente en momentos difíciles cuando la avidez de noticias estimula la imaginación y puede llegar a afectar la moral de la gente, creando alarmas innecesarias o vagas esperanzas. Es una amenaza para la paz social y siembra el odio entre la gente.
El rumor sigue el mismo curso de la comunicación humana, se distorsiona con las sucesivas interpretaciones subjetivas y los intereses de cada uno, para terminar siendo algo totalmente diferente.
Las personas tienen la tendencia a modificar lo que oyen cuando lo difunden, desde su perspectiva, aunque esa información no resista ningún análisis crítico.
Los rumores que se esparcen con mayor rapidez son los que se transmiten por los medios de comunicación masiva, siempre que se vincule con personas de notoriedad de cualquier ámbito de la sociedad y que pueda significar la posibilidad de un escándalo; pero también corren rumores entre personas que se conocen porque pertenecen al mismo grupo.
Lo más peculiar de un rumor es la facilidad con que circula sin ninguna prueba que lo sustente.
Aunque la fuente de un rumor sea fidedigna, al dispersarse a través de muchos individuos pierde su categoría de autenticidad para transformarse en algo ambiguo y diferente.
Estos autores consideran saludable mantener un cierto grado de escepticismo ante cualquier información verbal como la más segura defensa.
Para que un rumor se disemine como reguera de pólvora es necesario que cuente con dos ingredientes básicos: tiene que tratarse de algo que tenga importancia para la mayoría y tiene que ser ambiguo, por la ausencia de detalles precisos o por los datos que a veces resultan incoherentes.
Un rumor puede partir de una minúscula verdad que luego se modifica hasta hacerla irreconocible.
Los momentos más favorables para la circulación de rumores en una sociedad son los críticos, principalmente en tiempos de guerra.
El rumor sólo avanza a través de personas con mentalidades semejantes ya que en un ambiente demasiado heterogéneo con pocos puntos en común e intereses diversos, tenderá a desaparecer.
El rumor cumple una función de descarga emocional en forma inmediata al proporcionar alivio mediante una salida verbal.
Fuente: Psicología del Rumor, de Gordon W. Allport y Leo Postman, Editorial Psique, Buenos Aires, 1973

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