Lunes de otoño en la ciudad. Fin de semana largo. Hoy por la tarde, lobenses y turistas colmaron las plazas y parques, con el infaltable termo y mate a cuestas. Realmente daban ganas de salir a la calle, de pasear tranquilo, porque aunque Lobos es bastante chato en muchos aspectos, cada vez que recorro alguna calle de la periferia encuentro algo nuevo. Pequeñas despensas, almacenes, casas derruidas o abandonadas, otras que se están reciclando...en fin. Como vivo acá desde que nací, a veces cuesta percibir esos cambios. Pero el paisaje urbano ha ido cambiando, conforme la situación social que atraviesa el país. El asfalto en nuestra ciudad ha permitido a muchos vecinos que no se aneguen las calles los días de lluvia, las cuales en el común de los casos se volvían intransitables. Eso es sinónimo de progreso. No importa quién lo haga, lo que importa es que se haga. No es relevante si el que hizo esas obras pertenece al partido XXX o al partido YYY, lo que hay que rescatar como positivo es que ha mejorado la calidad de vida de muchos barrios que se encontraban postergados.
Lo que denominamos "El Centro", se reduce a unas pocas cuadras y se encuentra en franca decadencia desde hace años. Los comerciantes no se preocupan por embellecer sus locales, por "vender" la mercadería, por cuidan lo que tienen. Sigue la misma cartelería y las mismas marquesinas que hace 20 años, por ejemplo. De vez en cuando hay alguien que puede invertir y apuesta a mejorar el aspecto de su negocio, pero son casos contados. La principal calle de Lobos, la más transitada, la 9 de Julio, deja mucho que desear. Las últimas dos cuadras antes de llegar a la Estación de Ferrocarril, lucen un aspecto desolador. Y esto no es nuevo. Recuerdo que en este mismo blog publiqué un comentario parecido, y veo que la situación sigue igual. Estamos en épocas de vacas flacas, es cierto, pero alguien tiene que jugársela de una buena vez, que el Municipio ofrezca incentivos a aquellos que se esfuerzan por embellecer nuestro ejido urbano. Punto Final.
