18 de septiembre de 2015

Un viernes más en la ciudad

Dicen que cada crisis representa una oportunidad. Pero duelen, la puta que duelen. Crisis económicas, de pareja, de laburo, de salud...¿Cómo salir? ¿Cómo seguir? La respuesta es que siempre hay una manera de seguir. El que no aporta nada para ayudarte, que se corra del camino porque molesta, no le des lugar a personas que tendenciosamente se acercan cuando hay algo que les interesa de vos. Y que no es precisamente tu bienestar. Son parásitos, sanguijuelas que se aprovechan que te ven "con las defensas bajas" para joderte todavía más. Si hay algo que nos enseñan los años, es que sólo un puñado de personas realmente se preocupa por vos, porque te quiere de verdad, y el resto sólo está ahí, mirando a ver qué pasa. 

Todos debemos estar preparados para que en algún momento un "ser querido" nos decepcione, porque en realidad las miserias humanas están en todos lados, no es que yo estoy ajeno, lamentablemente como suelo decir, nos creemos solidarios por donar una caja de leche pero nos importa muy poco lo que sucede a nuestro alrededor. No hace falta un esfuerzo sobrehumano para hacer sentir mejor a alguien, sino el hecho de "estar", de compartir, de acompañar el sentimiento, de demostrar que realmente no somos egoístas. Y menos aún ante las crisis, donde cada uno cuida su quintita, el otro que se cague. No es así, o al menos no debería serlo. A veces pienso que desde 2001 a esta parte, no hemos aprendido nada. Habrá algunos que cambiaron su formar de pensar, pero la gran mayoría sobrevivió de la crisis y siguió como si nada hubiera pasado. En definitiva, para eso sirven las crisis, no sólo para salir adelante de ellas, sino para aprender y tomar nota de lo que nos llevó a esa situación. Punto final.

Dame aunque sea una mísera señal!

  Martes por la noche en la ciudad. La verdad es que no estaba del todo convencido acerca de escribir algo hoy. Pero si voy a esperar a deja...