28 de diciembre de 2017

Dólar por las nubes e inflación creciente: cóctel fatal

Fin de año caliente: no sólo el dólar sigue aumentando y no parece tener techo. Además, las previsiones sobre la inflación que hizo el Gobierno en 2016 y 2017 distaron mucho de la realidad. En 2016, los precios aumentaron casi un 50 %, y en este año, un 24 %. En rigor de verdad, los argentinos padecimos a diario estos incrementos de todo tipo, pero los "expertos" del Banco Central parecen no haberse dado cuenta, y celebran como un mérito haber lanzado un billete de 1.000 pesos, que, dentro de poco, equivaldrá apenas a 50 dólares. 

Desde luego, cuando de aprobar el Presupuesto se trata, nuestros legisladores hacen lo que les ordenan sus respectivos gobernadores de las provincias que representan, o los "caciques" que tengan mayor autoridad. Ellos tienen aseguradas sus dietas, de manera que lo que pueda suceder para la gente de a pie, les importa muy poco. 

Sin embargo, y para quitarle un poco de pesimismo a esta nota, hay cosas que no dependen de quienes nos gobiernan o de nuestros superiores, sino de nosotros mismos. 2018 puede ser un gran año, o pasar totalmente inadvertido. Lo más importante, al menos para mí, es la salud mental y física. Tener la capacidad para seguir trabajando, para razonar, leer, escribir, o lo que cada uno desee hacer. Y como sostengo siempre, el 31 a la noche, no empecemos a proponernos metas que difícilmente logremos alcanzar. Sí se puede vivir cada día pensando en concretarlas, con el consabido "sólo por hoy": sólo por hoy no voy a fumar, sólo por hoy no voy a beber en exceso, o lo que fuere. Suena simple, pero te compromete mucho más que el mero hecho de decir: "a partir del 1º de enero no fumo más". Porque ir transitando día por día, y plantearse objetivos para cada uno de ellos, es más exigente por un lado, pero no te frustra tanto por el otro. 

El compromiso de trabajar y de hacerlo lo mejor posible, también es parte de esto. A la larga, se ven los frutos. No me refiero a lo económico. Ser responsable y no faltar a la verdad, sobre todo en el periodismo, te otorga credibilidad, que es el mayor valor que podemos tener quienes nos dedicamos a esto. La confianza, en todos los órdenes de la vida, no viene gratis, hay que ganársela, y es lógico, porque nadie confía en quien no ofrece garantías. Yo rara vez me pongo a pensar en cómo me ven los lectores, porque no puedo estar en la mente de cada uno de ellos, sí me gratifica ver que confían en mí como medio de información. Del mismo modo que hay plomeros, albañiles, carpinteros, que todos recomiendan porque realizan bien su trabajo. Esa es la clave, me parece, y no esperar a que los demás decidan por nosotros, ser testigos pasivos del devenir cotidiano. Un fuerte abrazo, y punto final.

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