1 de junio de 2018

El esfuerzo y la inteligencia van de la mano

Dicen que con esfuerzo y siendo perseverante, todo se consigue en la vida. Sin embargo, ese razonamiento no es totalmente correcto. Sin la inteligencia necesaria para administrar lo que tenemos, es imposible imaginar que aquello que podamos conseguir perdurará por mucho tiempo. En tiempos como los que vivimos, se hace difícil establecer un ahorro, porque apenas alcanza para pagar los gastos esenciales. Y volviendo al tema del esfuerzo que uno hace para mejorar, hay sobrados ejemplos de personas que se han enriquecido y han prosperado porque provienen de una familia adinerada, y por un tráfico de influencias. Lo que nos queda a nosotros, a los vecinos de a pie, es seguirla peleando, ganarnos el mango honestamente, cuidar lo que tenemos, no sólo lo meramente material sino las buenas relaciones con nuestros afectos más cercanos. 


E insisto en que es fundamental valorar lo que tenemos, respetar a los viejos, a nuestros viejos, porque algún día nosotros llegaremos a una edad en la cual también tendremos que pedir ayuda. El cuerpo ya no nos responderá como antes. Ser responsables de nuestra propia vida, no implica dejar de pedir ayuda cuando estemos en una situación de necesidad. Los ancianos sólo son noticia en los medios cuando reclaman por sus haberes, o cuando sufren un ataque de motochorros. Ahí sí, se los llama hipócritamente "abuelos". En otras circunstancias, pareciera que son material de descarte. Y también sabemos, que se los confina en geriátricos, asilos, y otros establecimientos porque en la casa representan un estorbo para los más jóvenes. Se puede entender que un anciano, con la salud quebrantada, requiere un cuidado especial. Lo que es inadmisible, desde todo punto de vista, es que estando en plena lucidez física y mental sean desalojados de su casa para ir a parar a un lugar que les es totalmente ajeno. Porque su familia ha decidido que ya no tienen lugar en el hogar, y porque la sociedad argentina dictamina que las personas mayores no merecen una vida digna, teniendo que tramitar un vergonzoso certificado de supervivencia para demostrar que están vivos y cobrar su jubilación. Punto final. 

Dame aunque sea una mísera señal!

  Martes por la noche en la ciudad. La verdad es que no estaba del todo convencido acerca de escribir algo hoy. Pero si voy a esperar a deja...