1 de junio de 2018

Segunda mitad del año, con el mismo entusiasmo de siempre


Entramos en la segunda mitad de 2018. De nosotros (y de las variables económicas), depende para que este sea “nuestro año”, un planteo algo utópico. Debo decir que este es un mes especial para mí, dado que se cumple un nuevo aniversario de este modesto blog. Como los lectores saben, la primera nota fue publicada el 30 de junio de 2005. Y como se hace camino al andar, de a poco le fuimos encontrando la vuelta. A veces con reflexiones que nacían de mi fuero íntimo, y en otras ocasiones abordando cuestiones que nos acucian a todos, como el panorama político que se muestra confuso. Y por momentos, errático. Siempre he tratado de mantener la premisa de no publicar trivialidades que pueden verse en cualquier programa de televisión de la tarde. Cada mes que inicia, es un buen momento para recargar las pilas, para mirar hacia adelante, aunque la cruda realidad no traiga consigo buenas expectativas. En mayo escribí menos notas que el resto de los meses porque no me sentía bien, esa realidad a la que hago referencia me perturbaba y me abrumaba. Carecía de voluntad para sentarme a redactar unas líneas frente a la computadora, aunque por las noches iba elucubrando reflexiones e ideas que bien podrían plasmarse en un nuevo texto. Por otra parte, también estoy recobrando el impulso por mi humilde faceta de escritor, despojado de todo prejuicio. Lo que salga, será lo  mejor que yo esté en condiciones de brindar. Y si hay que corregir el material una y mil veces, así lo haré.

Estoy en una etapa de mi vida en la cual quiero concentrarme en mi familia, en mis seres queridos, en mis amigos, que son quienes a diario me brindan estímulo para seguir. Por supuesto, la motivación tiene que nacer de uno mismo. En estar convencido de que podés. De que podés llevar una vida plena más allá de las dificultades, poniéndole huevos a las situaciones complicadas. Es mi deseo continuar escribiendo en este espacio, porque lo tomo muchas veces como un cable a tierra, y lo comparto con ustedes. Es cierto que muchas veces me quejo de lo que nos toca vivir a todos, pero esas quejas están sustentadas en un presente que no me gusta y que, si estuviera en mis manos, lo cambiaría. No es consuelo pensar que otras personas lo están pasando peor que yo. No es un paliativo válido, si bien nos ayuda a dimensionar hasta qué punto nos vamos alterando y enfermando cada vez más a causa que las decisiones que se toman desde arriba, y que nos quitan calidad  de vida. Para finalizar, quería agradecer a todos los que me vienen leyendo, y decirles que voy a continuar escribiendo notas aquí, tengo la firme decisión de no claudicar ante la adversidad. Punto final.

¿Quiénes son los próceres del siglo XXI?

  La mañana se presentó tranquila, sin mayores sobresaltos. Me levanté temprano para hacer las cobranzas de los avisos publicitarios y estim...