25 de junio de 2018

Resistir hasta donde se pueda


A veces me pongo a pensar si los paros, como el de hoy, sirven para algo o son sólo una excusa para faltar al trabajo amparados en algún gremio fuerte, porque yo soy autónomo y tengo que laburar igual.  Las movilizaciones y protestas son una herramienta del pueblo en la medida que logremos cambiar algo, porque si seguimos presos de la zozobra mundialista y no miramos lo que los legisladores votan en el Congreso, estamos en el horno como sociedad. Se perdió tiempo debatiendo sobre el aborto, ríos de tinta se destinaron a esa álgida cuestión, cuando en rigor debería haberse llamado a un plebiscito o una consulta popular que fuera VINCULANTE, de manera que toda la ciudadanía se pudiera expresar a hacer oír su voz, sobre todo las mujeres. Este destrato del gobierno por las cuestiones públicas no hace más de acrecentar el malestar y la falta de expectativas. La economía está estancada y no hay motivos para suponer que vaya a crecer en un corto plazo. Estamos zarpando en el barco de la recesión y los opinólogos siguen sin resolver nada. Macri se parece a De la Rúa, sólo que es más joven y no tiene una oposición de peso en este momento, como puede ser el peronismo en tiempos de los “cinco presidentes en una semana”, de la crisis de 2001.

No estoy diciendo que la situación actual sea igual a la de 2001, sino que se repiten las recetas de los economistas de Harvard, y el hilo se sigue cortando por lo más delgado. Hay comercios que no resisten el aumento brutal de las tarifas. No es posible que haya que tener un auto con más de 10 años de antigüedad para acceder a la tarifa social, siendo que un coche no es un bien de lujo, mucha gente lo usa para laburar o lo necesita para dirigirse hacia un Hospital. Yo soy crítico del macrismo al igual que lo fui del kirchnerismo, porque ya pasó suficiente tiempo para ser mesurado y estoy harto de ser la variable de ajuste, del mismo modo que muchos argentinos, que seguimos resistiendo. Nunca me "casé con nadie" ni lo voy a hacer, por eso no me afilié a ningún partido político.  Nos resistimos a los globitos de colores del PRO, pero también nos resistimos a plantar bandera, a decir basta, y a bajar los brazos. Queremos seguir laburando, y que nos dejen hacerlo. Queremos seguir produciendo, y que haya reglas claras.  Necesitamos tarifas razonables, servicios públicos que se adapten a la realidad que nos toca vivir, y un desarrollo sustentable. Es decir, que vaya más allá de una gestión de gobierno. Sólo así empezaremos a ser un país previsible, para sus propios habitantes y para los ojos del mundo. Y si nos dicen que somos populistas, responderemos que históricamente cualquier medida en beneficio del pueblo ha sido tildada de ese modo. No a la dádiva, sí a las fuentes de trabajo para todos. Que no le falte el laburo a nadie, que haya acceso a las personas con discapacidad, y que no vivamos en un país tan exitista y mediocre. Punto final.

Un recinto que hace rato dejó de ser “honorable”

  Nuevamente, nuestros concejales han protagonizado un lamentable espectáculo al enfrentarse con duros epítetos y con amenazas de agresión f...