A veces me pongo a pensar si los paros, como el de hoy,
sirven para algo o son sólo una excusa para faltar al trabajo amparados en
algún gremio fuerte, porque yo soy autónomo y tengo que laburar igual. Las movilizaciones y protestas son una
herramienta del pueblo en la medida que logremos cambiar algo, porque si
seguimos presos de la zozobra mundialista y no miramos lo que los legisladores
votan en el Congreso, estamos en el horno como sociedad. Se perdió tiempo
debatiendo sobre el aborto, ríos de tinta se destinaron a esa álgida cuestión,
cuando en rigor debería haberse llamado a un plebiscito o una consulta popular
que fuera VINCULANTE, de manera que toda la ciudadanía se pudiera expresar a
hacer oír su voz, sobre todo las mujeres. Este destrato del gobierno por las
cuestiones públicas no hace más de acrecentar el malestar y la falta de
expectativas. La economía está estancada y no hay motivos para suponer que vaya
a crecer en un corto plazo. Estamos zarpando en el barco de la recesión y los
opinólogos siguen sin resolver nada. Macri se parece a De la Rúa, sólo que es
más joven y no tiene una oposición de peso en este momento, como puede ser el
peronismo en tiempos de los “cinco presidentes en una semana”, de la crisis de
2001.
No estoy diciendo que la situación actual sea igual a la de
2001, sino que se repiten las recetas de los economistas de Harvard, y el hilo
se sigue cortando por lo más delgado. Hay comercios que no resisten el aumento
brutal de las tarifas. No es posible que haya que tener un auto con más de 10
años de antigüedad para acceder a la tarifa social, siendo que un coche no es
un bien de lujo, mucha gente lo usa para laburar o lo necesita para dirigirse
hacia un Hospital. Yo soy crítico del macrismo al igual que lo fui del
kirchnerismo, porque ya pasó suficiente tiempo para ser mesurado y estoy harto
de ser la variable de ajuste, del mismo modo que muchos argentinos, que
seguimos resistiendo. Nunca me "casé con nadie" ni lo voy a hacer, por eso no me afilié a ningún partido político. Nos resistimos a los globitos de colores del PRO, pero
también nos resistimos a plantar bandera, a decir basta, y a bajar los brazos.
Queremos seguir laburando, y que nos dejen hacerlo. Queremos seguir
produciendo, y que haya reglas claras.
Necesitamos tarifas razonables, servicios públicos que se adapten a la
realidad que nos toca vivir, y un desarrollo sustentable. Es decir, que vaya
más allá de una gestión de gobierno. Sólo así empezaremos a ser un país
previsible, para sus propios habitantes y para los ojos del mundo. Y si nos
dicen que somos populistas, responderemos que históricamente cualquier medida
en beneficio del pueblo ha sido tildada de ese modo. No a la dádiva, sí a las
fuentes de trabajo para todos. Que no le falte el laburo a nadie, que haya
acceso a las personas con discapacidad, y que no vivamos en un país tan
exitista y mediocre. Punto final.