En el ejercicio del periodismo, se pueden cometen errores,
como en toda profesión. En el mayor de los casos, son imprecisiones que se dan
en los datos que se vuelcan en las
notas, para poder publicarla antes que otros medios. Pero nunca se puede caer
en la infamia o en la calumnia, en la falsa imputación de un delito. Aunque
tengamos sospechas de un manejo espurio que involucra a un funcionario, si no
tenemos pruebas, estamos expuestos a una acción judicial en nuestra contra, que
nos puede obligar a retractarnos o a tener que pagar una suma de dinero por
daño moral. En los años que llevo dedicándome a esto, nunca me pasó recibir
carta documento alguna, ni exponerme innecesariamente a esas situaciones. Eso
no significa ser tibio o no “jugársela”. La sociedad demanda demasiado al
periodismo en la búsqueda por la verdad o esclarecimiento, pero las acciones
judiciales recaen en última instancia sobre el editor responsable, no sobre los
lectores. Guiarse por un rumor, sobre todo en un pueblo chico como el nuestro,
es peligroso e irresponsable. Hay que ir directamente a las fuentes para
constatarlo.
A veces pienso que este Ejecutivo Municipal tiene poca
vocación de diálogo, a excepción de las conferencias de prensa donde se hacen
anuncios que ya fueron pautados con anterioridad. Por supuesto que toda
información es valiosa si redunda en el beneficio de la población, pero este
Intendente no es tan accesible como su antecesor, al menos desde mi
experiencia, lo digo porque solicitar una entrevista con él no es tarea fácil.
Con Sobrero, que puede tener defectos y virtudes, no había que pedir audiencia,
se lo podía consultar sobre cualquier tema, inclusive fuera del Palacio
Municipal. Cuando no se reciben respuestas de los funcionarios, o responden lo
que ellos quieren, se alimentan los rumores.
Por otra parte, el discurso que brindó el Intendente
Etcheverry en ocasión del desfile de Lobos fue excesivamente largo y sacado de
contexto. No es momento para hablar de “la herencia recibida”, o del
kirchnerismo, cuando el momento de gobernar es aquí y ahora. Al común de la
gente poco le importa cómo los K dejaron el país o la Provincia, lo que
realmente le preocupa es cómo las actuales autoridades, es sus distintos
estamentos, le están haciendo frente a la crisis. Negar la crisis es como tapar
el sol con una mano, una insensatez. Pedirle a la gente “paciencia”, cuando se
la está pasando muy mal por la caída de las ventas y el consumo, no parece ser
lo más adecuado. Y la ciudadanía tiene memoria para saber por qué estamos así,
no hace falta que nadie se lo recuerde con palabras altisonantes. Podemos
coincidir en lo que dejaron “los K”, pero ahora el Presidente es Macri y es él
quien debe decidir por todos los argentinos el rumbo a seguir. En lugar de
hablar de Lobos, se perdió tiempo recitando un discurso ambiguo sobre la
situación preexistente. Ya tenemos el diagnóstico, lo que necesitamos ahora es
la cura, o el antídoto. Punto final.