Cada cuatro años, el gobierno de turno busca sacar tajada de los resultados de un evento deportivo como es el Mundial. Sobran en nuestra historia reciente, episodios de como la dirigencia política pretende que la gente esté entretenida y contenta con el rodar la pelotita sobre el verde césped ruso, mientras desde la Casa Rosada cometen toda clase de errores en el plano institucional. Algunos alevosos, otros no forzados, y otros, forzados por las circunstancias. Hoy por hoy, las circunstancias o el contexto no parecen ser nada alentador para el laburante. Como vos y yo.
Es momento de reflexionar, de recordar de dónde venimos y hacia dónde vamos. Precisamente, esto último es el problema: el Gobierno no tiene plan, no tiene rumbo, y no es posible que el Banco Central sea una caja de Pandora que nos conduce a la miseria. La última corrida del dólar nos lleva a pensar que habrá más ajuste, y que ello deberá realizarse para "hacer los deberes" con el FMI y aplicar la receta que ellos nos mandaron para otorgarnos el préstamo que se solicitó. Pedir financiamiento externo no ha servido para nada, excepto para endeudarnos más y ver como en la City Porteña la divisa no tiene techo, se dispara hasta niveles insospechados, por especuladores y ahorristas que no son tales. Son los mercados quienes palpan el humor social y generan estas crisis constantes. La pregunta es, por nuestra salud mental, si todos los días nos vamos a desayunar en los noticieros con una nueva escalada del dólar. Porque esto nos está enfermando a todos, se encarecen los insumos importados, y por la falta de una política de Estado, estos insumos son cada vez más. No somos capaces de fabricar ni un encendedor, ni una máquina de afeitar, todo es importado.
Nadie va a invertir un solo peso en el país en las condiciones actuales, eso está claro. Y si Macri se mantiene en funciones y aspira a un nuevo mandato, es por la ineptitud de las fuerzas políticas de la oposición, que no han sabido organizarse para librar una pelea institucional. No se tome esto como un ánimo destituyente. Que Macri se quede hasta el fin de su mandato y que pague todas las cagadas que hizo. Y que después él y sus funcionarios vayan presos del mismo modo que los ministros y secretarios de Cristina. No es revanchismo, es un deseo de Justicia. Resulta difícil de explicar las incompatibilidades de los funcionarios con los cargos públicos que ostentan, cómo le piden a la gente que haga un blanqueo de capitales y ellos se llevan la guita al exterior.
Punto final.
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