8 de diciembre de 2020

Demasiados feriados para una sola flor

Los findes largos no son de mi agrado. Antes tenían mayor satisfacción porque en los feriados no teníamos que ir a la escuela, pero en la actualidad esos días no me sirven para mi trabajo. Se complica hacer notas o entrevistas, no se les puede cobrar a los clientes, y en consecuencia se gasta más plata de lo habitual. Por supuesto, en el resto de la semana eso se compensa un poco. El manejo del dinero no es mi principal virtud, pese a que no tengo deuda alguna. Como les decía, estos tres o cuatro días a media máquina no es que los padecí (sería exagerado afirmarlo), pero prefiero mantenerme ocupado con el laburo, me da satisfacción hacer una nota y que sea bien recibida por el público. O que despierte polémica. Yo nunca juzgo las reacciones que los lectores tienen: simplemente publico un texto que considero que vale la pena y dejo que los demás se formen su propia opinión. Si se arma la rosca en las redes, yo no me meto, salvo que haya insultos o agresiones mutuas, porque eso demuestra la incapacidad para sostener un debate. 

Siempre que te mantenés ocupado haciendo algo que te gusta, el tiempo parece transcurrir más rápidamente. Pero hay veces que, aunque estés a gusto con tu trabajo, la jornada se te hace agotadora y terminás "fusilado". Es normal que suceda y que llegues de pésimo humor a tu casa.

Si bien, como ustedes saben, me fascina la música, también aprendí a disfrutar del silencio. El común de la gente prende la tele o la radio para despejarse de sus problemas o de haber tenido un mal día. Pero probablemente apagues la pantalla y ese problema siga sin resolverse y te sigas maquinando. 

Entonces vos dejás que los segundos transcurran sin sonido alguno, escuchando únicamente el ladrido de algún perro vecino o la sirena de una ambulancia. En lo que solemos llamar "la hora de la siesta", me complace tirarme en la cama mirando el cielorraso e ir pensando ideas para escribir una futura nota. Es mi cable a tierra cuando me siento un poco agotado. Le estoy agradecido a la vida, porque me dio unos padres que me apoyan en todo. Y que no soy condescendientes, porque son los primeros en marcarme mis errores. Pero por sobre todas las cosas, nunca me faltó nada: ni comida, ni ropa, ni educación. Y todo eso se lo debo a ellos.

 Luego llega el momento de empezar a recorrer el propio camino, hay que buscar trabajo, y es entonces cuando nos enfrentamos al mundo "de verdad". Es cuando descubrimos que hay gente que se especializar en cagar a otros, que se aprovecha de tu necesidad, o que hace todo para que no progreses. Y es entonces cuando tenemos que imponernos poco a poco, no en base a la violencia, sino mostrando que hacemos un laburo de calidad.  Es difícil conseguir trabajo hoy en día. Yo tengo 41 años y mi generación es muy diferente a la actual, lo cual no quiere decir que sea mejor o peor. En 1996 o 1997, los índices de desocupación eran altos. Pero es un subibaja porque en el primer kirchnerismo descendió y ahora está otra vez en la cresta de la ola. 

Por lo general, los chicos que recién empiezan tienen empleos de mierda, y reciben malos tratos (a mí me pasó). No me vengan con esa gansada de "pagar derecho de piso".  Antes por ahí podías meterte en un estudio contable, o trabajar en una oficina. Es la percepción que yo tengo, no estoy seguro de que sea así. Lo que sí puedo afirmar es que soy Perito Mercantil y nunca me dediqué a nada relacionado con los números o la contabilidad. Ironías de la vida, pero los compañeros que tuve en el Secundario (y sobre todo en la escuela primaria) hicieron que todo planteo en ese sentido haya sido relegado a un segundo plano. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 



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