27 de diciembre de 2020

Cortocircuitos en medio de la pandemia

Me parece una canallada que desde medios como TN o La Nación + se siga boicoteando la vacuna rusa, sobre todo el opinólogo estrella Nelson Castro, que por ser médico además de periodista es considerado una eminencia para dar su parecer cualquier enfermedad o pandemia. En primer lugar, una voz autorizada sería la de un infectólogo, que exponga con argumentos sólidos y sencillos sus objeciones (o no) a la Sputnik V. Hay muchísimas críticas para hacerle al Gobierno, pero ahora que están llegando las dosis hay que acompañar el esfuerzo y no sembrar la desconfianza sobre los resultados. En el peor de los casos, la vacuna puede ser inocua, pero de ninguna manera es perjudicial para la salud. Además, su aplicación es optativa. Por supuesto que hay muchos intereses en juego, no vamos a ser necios. Ni la salud pública se salva del juego político. Los canales de noticias que están en la grilla de cualquier abono de cable son los mismos. Sabemos que C5N es abiertamente oficialista, pero al menos los conductores y cronistas no ocultan esa condición. Llamalo "periodismo militante" o como quieras, pero está claro de qué lado están. Y se nota que el canal ha crecido en audiencia, porque el resto tienen todos el mismo discurso. No sé si quieren que vuelva Macri o qué, pero veo poco probable que el Gato vuelva a postularse. Probablemente lo hagan Vidal o Bullrich, que representan el mismo pensamiento. El problema de Macri fue, paradójicamente, comunicacional. Nunca logró convencer a la sociedad de que era necesario el ajuste descomunal que hizo. Y a decir verdad, uno puede hablar de déficit fiscal o de lo que fuere, pero el bolsillo de la gente es el termómetro que olvidaron tener a mano. No pudieron controlar ni la inflación, ni la estampida del dólar. Tomaron medidas con un sesgo más social ya con los hechos consumados, como la eliminación del IVA para alimentos esenciales. Hay una oposición que surge cuando las cosas no van bien, y otra que existen siempre porque pertenece a la fuerza política opuesta que fue derrotada, en este caso el kirchnerismo. Macri desperdició una oportunidad histórica cuando la gente le otorgó el voto en las urnas. Resultó ser un inepto, que en lugar de escuchar a la calle, lo hacía con Durán Barba o sus amigotes ministros. Endeudó al Estado con una suma exorbitante que nadie sabe dónde fue a parar, lo que está claro es que la calidad de vida de los argentinos no mejoró en absoluto. 

Pero atención, porque el kirchnerismo volvió al poder "recargado", con sed de revancha y un doble comando evidente entre el Presidente y Cristina. Alberto no puede romper con Cristina, porque sería un suicidio político. Fue ella quien lo puso donde está. Se mostró como un moderado durante la campaña, un tipo conciliador, y quizás lo sea, pero no puede ejercer ese perfil porque el kirchnerismo duro le está pidiendo otra cosa. Como nadie resiste un archivo, basta con indagar en You Tube para ver las duras críticas que Fernández le hizo a Cristina. Ella lo sabe, desde luego, pero eligió a alguien que ponga la cara para inmolarse al "proyecto", que al día de hoy no sabemos cuál es. En un punto, son tan ignorantes los oficialistas chupamedias como los opositores sistemáticos. No pueden sacarse ese chip de la cabeza. No abundan voces críticas dentro del peronismo, están todos alineados detrás de "la conducción". No sorprende, ya que esto ha sido así en los años de apogeo de Menem. Yo no apoyo incondicionalmente a nadie, ni le doy un cheque en blanco. La pelea está en el seno del oficialismo, mientras las sociedad espera que esta tensión constante cese algún día para encarar políticas públicas de fondo. Punto final. 

 

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