Como les comentaba en una nota anterior, me cuesta hablar en público. Me provoca mucho nerviosismo, no es nada fácil, ahora que lo pienso bien. Pese a todo, hoy logré salir airoso de una situación de la que fui invitado a participar: Un encuentro literario, en mi calidad de escritor aficionado. Leí un cuento inédito, que gustó bastante, y me sentí bien con el estímulo de mis colegas, porque de vez en cuando necesitás ese espaldarazo que te brinde motivación para continuar.
Tengo que ir
renovando mi material, ampliar mi producción periodística, para adaptarla a lo que los lectores demanda. Existen muchos medios en Lobos, y ello contribuye a que también haya
bastante competencia. Una competencia totalmente leal de mi parte, ya que no me
pongo a sacarle material a nadie. Por más que yo camine la calle, hay cosas que
se me escapan, o no dispongo de un informante que me facilite datos que a los
demás les son vedados. Nunca le pagaría a alguien para que me dé información
preferencial, ya sea un buchón de la Policía o de otras fuerzas de seguridad.
No lo haría aunque tuviera los recursos, sino porque no me nace. Las notas las
escribo yo con los datos que voy consiguiendo, con los reportajes que voy
realizando, es más arduo de lo que mucha gente supone. Lo que se ve publicado
es el resultado final de varias horas de trabajo, y debés sintetizarlo en un
texto relativamente breve para que no se vuelva tedioso.
Si vamos al caso, con la literatura se da algo parecido. A ningún lector le complace haber recorrido 50 o 60 páginas de una novela y comprobar que al cabo de esa instancia no hay nada relevante, sólo burdas descripciones y nada de acción. De hecho, hay escritores consagrados que tropiezan con ese afán de describir y adjetivar al pedo, un estilo que a mí no me gusta cultivar. Yo quiero que los personajes cobren vida, tengan rasgos propios, interactúen en el relato. No es necesario que el que está leyendo se identifique con algo en particular, sino que pueda infiltrarse dentro de esa estructura narrativa.
Por eso, si uno siente que se va repitiendo y que de esa manera sólo suma aburrimiento, antes de publicar un texto mediocre lo mejor es dejar las cosas como están, e ir puliendo esos escritos hasta que vayan tomando la forma que buscamos. Vamos en camino a esa tarea. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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