19 de mayo de 2024

Idas y vueltas hacia el mismo lugar

 

Mañana de domingo. Como me suele pasar durante todos los primeros fríos, estoy apestado, pero eso no es más que una anécdota. La semana tendrá un largo camino por recorrer. Qué mejor canción para ponerle pilas al día que “Lunes por la madrugada”, de los Abuelos de la Nada. Creo que está en el podio de las mejores canciones del grupo, sin dudas. Y no importa si no es lunes: Los sintetizadores, los teclados, el saxo, te transportan a los ´80 sin escalas. Yo descubrí –lo digo ahora, quizás cambie de opinión- que el sentido de la vida es hacer bien mi trabajo, disfrutar del viaje, y listo. Si fuera un mendigo, pensaría distinto, y el sentido sería muy básico: simplemente sobrevivir. Es gratificante que te reconozcan por algún logro personal, pero no me voy a quedar sentado esperando que eso ocurra.

Todos tenemos una veta sensible, y para cultivarla simplemente hay que dejar el ego de lado. Renuncia a la idea de dejar un legado trascendente. Lo que pasa es que lo vemos como la única forma posible de que el fin de la existencia no nos lleve al irremediable olvido. Ya con el hecho de ser recordados por nuestros contemporáneos, bien podríamos darnos por satisfechos, no esperemos más que eso.

Esto tiene que ver con el desamparo que nos abruma cuando se nos va alguien que dejó una influencia profunda en nuestras vidas. Pues bien, esa persona, probablemente sin proponérselo, dejó su legado. Nos brindó un norte, una guía, un ejemplo. Nos enseñó sin mezquindades sin egoísmos. Fue una persona auténtica, que sería lo que más rescato ante todo.

Es posible que mis posteos recientes no aporten un enfoque tan original como los anteriores. Revisando el archivo, encontré textos que a la distancia me parecen muy bien escritos, y pienso que hoy quizás carezca de esa chispa de ingenio y fluidez para darles forma. Puede ser que esté escribiendo a las apuradas, sin tomarme el tiempo necesario para buscar las palabras adecuadas, funcionales a lo que pretendo expresar. Redactar sin errores y con ese título "gancho" que sólo tienen los grandes escritores es un proceso que –como tal- lleva tiempo, no es algo que se pueda hacer de un tirón. Ya es mediodía de domingo. Mejor me voy a almorzar, y ya en la próxima nota le daré más cuerda a mi reloj mental. ¡Que tengan una excelente semana! Punto final.

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