25 de febrero de 2016

Ya no somos los mismos

Aunque parezca una obviedad, no somos los mismos que hace 5, 10 o 20 años. Y no sería saludable que así lo fuera. Podemos mantener determinados principios y convicciones. Pero la época de los ideales de la adolescencia ya pasó. Hoy, somos hombres y mujeres tratando de ganarse un mango, cada uno desde su lugar y como puede hacerlo. A los tropezones, nos fuimos dando cuenta de que la realidad no es como nos decían en la Escuela, porque el sistema que se plantea es meramente teórico. La escuela sirve para impartir conocimientos, que no es poco. Pero lo otro lo aprendés con tu familia, o en la calle, en el trato cotidiano con la gente. Pienso que no está mal que así sea. Las generaciones que me antecedieron, seguramente, pasaron por lo mismo. 

Nuestros padres, si son personas de bien, han querido lo mejor para nosotros, pero ya somos adultos y es hora de tomar las riendas de nuestra vida. Y de hacernos cargo de lo que nos toque. Porque, aunque sea doloroso decirlo, papá y mamá no estarán toda la vida. Me cuesta aceptarlo, pero es así. Estamos de paso en este mundo, y lo bueno o malo que podamos hacer ya corre por nuestra cuenta. 

Como dije antes, me parece saludable cambiar y entender que el mundo (o la sociedad de hoy) no es la misma de las de dos décadas atrás, cuando éramos chicos. Hoy se vive una vorágine, un ida y vuelta permanente, que era inusitado años atrás. En todo orden: con las redes sociales, con el teléfono celular, y con todas las innovaciones que vayan surgiendo. A veces cuesta no sucumbir ante la tecnología o a tendencias que se imponen, inclusive a pesar nuestro. Sin embargo, cada uno decide un estilo de vida acorde con lo que es, o pretende ser. Y nadie está en condiciones de juzgar a un tercero, excepto que ese comportamiento esté asociado algún delito. 

Está claro que, aquello que nos hace distintos, es la diversidad de opiniones de religiones, de posiciones políticas, del modo de entender la vida. Podemos pensar que Fulano es un inútil o un vago, pero en tanto a mí no me perjudique en su accionar, que haga lo que quiera. Podemos pensar que Mengano en un genio o una mente privilegiada, pero quizás estemos confundiendo el hecho de ser inteligente con ser culto. Están quienes se jactan de  haber leído muchos libros, u ostentan diplomas colgados en la pared para que todo el mundo los vea, pero eso no es ser inteligente. El individuo que es inteligente, sabe callar a tiempo. Sabe escuchar. Saber decir que "no" cuando algo que le ofrecen no le gusta. Tomar decisiones, equivocadas o no, pero se hace cargo de los costos. No hay otra manera. Bienvenidos al mundo real. Punto final.

A la vuelta de la esquina

  Mitad de semana en la ciudad. No sé qué les pasará a ustedes, pero yo ya no me preocupo tanto como antes respecto a situaciones que aparen...