16 de junio de 2019

Apagón masivo y un día de furia

Un domingo completamente inusual en Lobos, con el peor apagón de los últimos 30 años, cuando el último tramo del gobierno de Alfonsín nos tenía acostumbrados a los cortes programados. No recuerdo qué hora era de la mañana, quizá alrededor de las 9 de hoy, cuando me percaté de que algo no andaba bien al intentar encender el velador. La misma escena de frustración de repitió con las teclas de las luces del baño, mientras llovía intensamente. Fue así que estuve incomunicado en mi propia casa durante buena parte del día, hasta que me harté de la situación y decidí ir un rato al bar donde concurro habitualmente, que tiene grupo electrógeno. Caso contrario, este texto que ustedes están leyendo no sería posible. Los semáforos del centro no funcionan, la lluvia no da tregua, no hay Internet en los celulares... fue así como tuvimos que recurrir forzosamente a los antiguos mensajes de texto (SMS), que supimos conocer. La verdad es que, especular con un sabotaje o una mano negra, tiene poco de verosímil, lo cierto es que más de la mitad del país sigue sin luz, junto con algunas áreas de Uruguay. Nunca vi algo así, se los aseguro. O tal vez lo viví siendo muy chico y por tal motivo lo recuerdo vagamente. Mucha bronca, mucha incertidumbre, porque nadie te puede confirmar fehacientemente cuándo volverá el suministro. Y si te vas de tu casa mejor que sea por un lapso breve, ya que los chorros probablemente aprovecharán la situación para desvalijarte todo. La verdad es que llega un punto en el cual perdés la noción del tiempo, excepto por la luz natural que más o menos te da la pauta conforme va cayendo la tarde, y en tal caso mejor preparar las velas, no sea cosa que tengamos que tantear las paredes de los pasillos como si fuéramos ciegos. Velas en mano, entonces, a afrontar aquello que los lobenses solemos llamar "tardecita". Punto final.   

Fin de semana lleno de preguntas

Llegó el finde. Son las ocho y cuarto AM, me levanto de un tirón pese a que no tengo ganas, y es por la sencilla razón de que no creo que co...