11 de junio de 2019

Un nuevo ciclo: Llegué a los 40

Martes lluvioso en la ciudad. Ayer fue mi cumpleaños, y ante todo quiero agradecer a todos los amigos y conocidos que me saludaron por tan magno acontecimiento. La verdad es que llegué a los 40, me siento feliz de estar vivo y precisamente quiero que al descorchar década nueva, la vida me sorprenda en esta vuelta de página, dado que se abre un nuevo capítulo que probablemente tendrá experiencias de todo tipo que aún no me ha tocado afrontar. Confieso que todavía no me "cayó la ficha", se me vienen encima una pila de años que reflejan todo lo que fui, para llegar a ser lo que soy. Me acepto tal cual soy, pero sigo siendo bastante autocrítico ante ciertas cosas.  

Compartir un asado con tu familia, que te demuestren día a día su cariño y apoyo incondicional, es muy gratificante. Cuando era un adolescente y veía personas de 40 años me parecían viejas, y quizás de algún modo yo ya lo soy también. Por algo la juventud es el divino tesoro, un suspiro casi por su brevedad y en la mitología vemos como el mayor anhelo de los dioses y ninfas era ser eternamente jóvenes. Es obvio que hace rato dejé de ser un pendejo, que tengo un sobrepeso de 15 kg, que los cigarrillos me mancharon los dientes, que las canas cubren cada vez más mi modesta cabellera. Por el momento no me estoy quedando pelado, pero la calvicie a determinada edad siempre es una amenaza. Me esperan otros horizontes y desafíos, otra manera de entender la vida: mucha gente vive sólo porque le continúa latiendo el corazón, casi por inercia. Se lo pasan haciendo zapping en la tele o viendo gansadas por celular. En fin, allá ellos, yo lo que tengo en claro es que debo que aprovechar el tiempo que me quede por vivir para conseguir objetivos que me permitan superarme. Metas que quedaron pendientes en varias décadas donde no tenía decidido hacia dónde quería enfocarme, o cómo conseguirlo. Pues bien, creo que, en parte, plantear esto como un nuevo ciclo hace que trates de templar tu carácter, de ser firme pero conciliador a la vez, de buscar un equilibrio. Tarde o temprano, con mucha voluntad, confío en que se puede lograr. 

No me gusta hablar demasiado de mí, pero debo reconocer que el 10 de junio no fue un día más, y hay motivos para pensar que las cosas pueden mejorar. Refugiarse en el trabajo que es lo que nos da el sustento, en la familia que es quien nos respalda siempre, es una forma de establecer prioridades. No pienso en saltar en paracaídas, ni en viajar por el mundo, ni en ninguna aspiración desmesurada. Porque en realidad, si no llego a tener la posibilidad de viajar alguna vez, no me quita el sueño, y pondré énfasis en conocer nuestra querida Argentina. Por sobre todas las cosas, lo que nos brinda a la mayoría cierta satisfacción, es ver que podemos realizar acciones concretas por nosotros mismos. Punto final.   

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