6 de junio de 2019

Vísperas del Día del Periodista: razones para sonreír


Mañana, 7 de junio, se celebra en Argentina el Día del Periodista, y es un momento propicio para reflexionar sobre nuestra labor y la de los medios de comunicación. Pero quizás, si lo hiciera metódicamente, sería juez y parte, porque soy periodista y todos los días trato de honrar la profesión, como lo hicieron quienes nos antecedieron. 

Tengo la suerte de haber elegido hacer esto, no fue algo que me impusieron, mi familia me dio libertad para decidir qué quería estudiar. Por supuesto, una vez terminada la carrera, no todas fueron rosas: hubo que remarla bastante para hacerse en lugar entre mis colegas, y para comenzar a ganar algo de dinero con mi trabajo. Con los años las expectativas cambian, pero no hay que perder ese fuego sagrado que nos incentiva a seguir. Yo aposté al periodismo digital, y conté con la ayuda inestimable de mi padre, quien apoyó el emprendimiento. Mi vida profesional se divide en dos etapas: primero tuve un diario que se llamó Lobos Digital (de 2006 a 2017), y luego el medio actual, Lobos 24 (de 2017 en adelante). Además de buscar una ganancia como cualquier laburante, hubo que invertir para brindar un contenido acorde con los tiempos que corren, y después de varios meses pude amortizar el costo. 

A veces pienso que la opinión pública demanda demasiado a los periodistas, ante el escenario complejo que estamos viviendo, y sobre todo porque cuando pegás una buena nota sos Gardel, pero si te equivocás no te lo perdonan. Pero son las reglas del juego, hay que lidiar con eso, ser humilde pero sin falta modestia. Ser consciente de lo que valés pero no "creértela", no dejar que el ego se imponga. Afortunamente, no es algo que me suceda con frecuencia. Trato de mantener los pies sobre la tiera, y será la la sociedad quien juzgue el trabajo que hago. Lo único bueno de volverte viejo es que ya no se aprovechan de vos y te estafan como antes, si es que aprendiste algo de la vida. Informar es una responsabilidad que tenemos ante los lectores, y somos humanos como cualquiera. Debo decir que nunca tuve mayores problemas con las notas publicadas, excepto con alguna gente maleducada y irrespetuosa, que no se hacía cargo de lo que había dicho en el grabador. 

Seguramente, conforme pasen los años y si Dios me da vida suficiente, deberé adaptarme a nuevas formas de comunicar, porque en estos tiempos frenéticos, de redes sociales, de noticias falsas que se viralizan, me queda mucho por aprender. En realidad, nunca dejo de hacerlo. Aprendo de las críticas, siempre que me las hagan saber con altura y respeto. Para finalizar, quiero agradecer a mis anunciantes y clientes, que son el principal sostén para que la rueda siga girando. Punto final. 

Fin de semana lleno de preguntas

Llegó el finde. Son las ocho y cuarto AM, me levanto de un tirón pese a que no tengo ganas, y es por la sencilla razón de que no creo que co...