13 de marzo de 2021

Leales y traidores juegan para el mismo equipo

Sábado por la noche en la ciudad. Hoy fue un día agitado, no paré ni un minuto hasta las últimas horas de la tarde. Pero no me quejo, siempre es útil tener material para el fin de semana, días muertos en los que no hay demasiado que publicar. Estoy haciendo horarios que no puedo sostener por mucho tiempo más, ya que me pongo a leer o a revisar el celular por la noche y en consecuencia me acuesto muy tarde. Obviamente, cuando eso pasa, también te levantás tarde, salvo que tengas un compromiso para una hora concreta y recurras a programar la alarma del celular para salir de la burbuja de ese viaje onírico.

 Hay bastante actividad política últimamente en Lobos, no sólo por las internas radicales. Las distintas facciones del peronismo comprendieron que si no salen a marcar la cancha, las decisiones las seguirán tomando siempre los mismos. Eso los expondría a una derrota casi segura en octubre, y a un pase de facturas que terminará debilitando aún más al principal partido de la oposición. Ahora bien, lo que uno ve es que muchos funcionarios y alcahuetes de Cambiemos están cometiendo los viejos vicios y prácticas cuestionables, que antes (siendo oposición) endilgaban al sobrerismo.

Por supuesto, todo ello es contrario al discurso que pregonaban contra la "vieja política". Se aburguesaron? No lo sé. Porque vos podés estar cómodo ejerciendo una posición de poder que fue legitimada por el voto, y "hacer la plancha" consolidando una suerte de "Círculo Rojo", un grupúsculo que esa persona considera de extrema confianza y de donde se "cocinan" las políticas públicas. Algo parecido a lo que hizo Sobrero, sobre todo en su último mandato, y que le costó perder la elección de 2015.

En ese sentido, Menem era un tipo muy inteligente. Se dejaba rodear por los aduladores de turno, pero sabía bien que sólo servían para entretenerlo en las noches de poker y whisky, no para otra cosa. Gostanian, Sofovich, el periodista Luis Beldi, Amira Yoma, y muchos más se creían parte de entorno presidencial cuando eran apenas los bufones de la Corte. Todo ello está muy bien relatado en el best seller "Pizza con champán".

 El verdadero animal político puede relacionarse con quien desee, pero conoce en quién puede confiar. Sin embargo sabemos que la traición nunca viene de un enemigo. Ni siquiera un dirigente de larga trayectoria puede evitar ser presa de ella en algún momento. Eso es lo que se suele llamar "fuego amigo", en la jerga. Y la venganza del traicionado se va tramando de a poco, aunque no siempre llega a plasmarse en hechos concretos. Si vos llegaste al poder apadrinado por alguien, como le sucedió a Kirchner con Duhalde en 2003, llega el momento en que vas a tener que amasar tu propio capital político para despegarte. El ex gobernador K lo necesitaba imperiosamente, ya que ganar las elecciones con un 20 % te coloca en una posición muy frágil. La “traición” no tardó en llegar, dos años después, es decir 2005. Con la economía creciendo sostenidamente, CFK acusó a Duhalde de mafioso y ganaron por paliza en esos comicios.

 La política en la Argentina funciona de ese modo, una historia interminable de lealtades y traiciones que ya lleva más de dos siglos. Los famosos “carpetazos”, no son más que informes de SIDE que durante meses o años espiaron a supuestos aliados (de hecho, Macri espiaba a Larreta) y que terminan yendo a parar a las redacciones de los grandes diarios. Los más prudentes toman el recaudo de no darle veracidad absoluta a ese sistemático trabajo, que contiene bastante de pescado podrido. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

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