27 de octubre de 2022

Hoja en blanco

Viernes por la tarde en la ciudad. Cuando estoy off line (sin Wi Fi ni conexión de ningún tipo, como me pasó hoy forzosamente dado que hubo un prolongado corte de Internet), siempre surgen ideas que podrían formar parte de un próximo posteo, o si se da la ocasión, algo más elaborado. También sucede que hay bocetos que uno descarta sin miramientos, porque siente que no es el momento, que es necesario que madure un poco, como si fueran esas frutas o verduras que ponen en oferta porque están más verdes que un dólar guardado en el freezer de la heladera.

Se habla mucho del “síndrome de la hoja en blanco” en relación a los escritores, pero creo que tiene más que ver con aquellos que ya son consagrados por el público, y que el propio autor sabe que se espera mucho de él. 

Yo soy escritor aficionado, lo cual no quita que lo haga con seriedad. No subestimo al lector. Es un proceso de corregir muchas veces, a riesgo de que el espíritu del manuscrito original termine reduciéndose a un porcentaje mínimo. Lo importante es conservar la idea (si te sigue pareciendo convincente) e irla trabajando para que el desarrollo no sea obvio y previsible. Pero si hay algo que te moviliza, no dudes en plasmarlo de la forma que vos creas más conveniente, porque todos podemos canalizar ese impulso en algo artístico, digamos. Quizás tildarlo de artístico le quede grande, pero cada uno lo hará como mejor le salga.

Dicho sea de paso, hasta el día de hoy, no tomarse las cosas en serio continúa siendo el principal defecto de muchas películas argentinas que son financiadas por el INCAA, totalmente incomprensibles. Buena fotografía, planos y encuadres, pero nada más. Como la trama no tiene sustento, no las ve nadie, no se estrenan en los cines, y su destino final es el de ser “latas” que se acumulan para el canal “CINE.AR”. Esa señal, teóricamente, está dedicada a difundir a lo que consideran “nuestro cine”, pero ignorada por la mayoría, rara vez se encuentra algo rescatable y te la enchufan dentro del combo de cualquier abono de TV por cable porque debe ser gratis para los operadores.

Pero basta de cháchara, hablemos ahora de la actualidad política: Hay una creciente sensación de frustración y hastío ante cada nuevo anuncio presidencial. Hay una batalla feroz dentro del FDT para lograr salvar la ropa mirando a 2023. Fernández va perdiendo poder minuto a minuto, esa cuota de poder que le otorgaron los mismos que lo pusieron en su lugar. Probablemente si leyera una nota mía de hace 10 años, ese diagnóstico no cambiaría, aunque los nombres fueran otros. Es positivo que hayan decidido otorgar un bono de $ 45.000 a personas sin ningún tipo de ingresos. Y cuando digo "ningún tipo", es literalmente así, ese es el requisito excluyente. Por eso las organizaciones sociales, como el Movimiento Evita, no comparten ese criterio porque ese un subsidio destinado a personas casi indigentes y ellos se pierden parte de la tajada. 

Las palabras van perdiendo fuerza, se resquebrajan, se erosionan ante la realidad de los hechos. Pero insisto: Que se hagan cargo de la responsabilidad que asumieron, que se banquen la olla a presión y que se hundan solos, yo no voy a salir al rescate de los inoperantes o corruptos sean del partido que fueren. En los meses que restan, si no aprenden a consensuar y a ordenar la tropa, se les hará cuesta arriba seguir adelante, y ellos lo saben.

Pero no están dispuestos a ceder. Y siempre, en una negociación, alguien tiene que ceder. Un acuerdo precario al menos. Nunca se espera nada de la clase política porque el modo que tienen de manejarse parece calcado de un gobierno a otro. Yo hago lo que considero que es correcto y como soy un anónimo más, difícilmente sea noticia, precisamente porque me dedico a publicar noticias. Si fuera al revés, no me imagino que alguien pierda su tiempo dedicando una nota a hablar de mí.

Si de ficción de trata, los que despuntamos el vicio tenemos momentos de “bloqueo”, porque para que fluya espontáneamente, hay que desarrollar ese pensamiento primigenio. Tal vez eso me ocurra porque no tomo apuntes ni nada similar, sí es posible que haga un borrador, cuando veo que ese texto ya está encaminado. 

Claro que, eso no me pasa con el laburo: Si tengo que redactar una nota, lo hago del modo más rápido y profesional posible, y listo. Sé que lo tengo que hacer: Básicamente, para eso es un diario digital, para informar y no para vender publicidad encubierta como hacen varios. Y en una entrevista o conferencia de prensa, pregunto todas las veces que lo crea necesario, porque si algo no me queda en claro a mí, no puedo transmitírselo a quienes me leen como ellos se merecen. Si a alguien le molesta, corre por su cuenta. Si preguntás con respeto y no lo hacés para hacerte el vivo, es totalmente correcto. Los demás que digan lo que quieran.

A nivel macro, habrán notado que cuando a ellos les conviene (políticos en complicidad con medios y periodistas pagos), nos venden la imagen de que Buenos Aires (o CABA) dejó de ser una ciudad prolijita para convertirse en tierra de nadie y que impera la ley de la selva, y las inundaciones, la suciedad, los pungas, los cartoneros,los motochorros en la zona del Obelisco, los pibes que se drogan en Plaza Once... Bueno, como hace 20 años también polemizaban haciéndose los moralistas contra los travestis que ofrecían sus servicios sexuales en Palermo, y la famosa "zona roja". La lista en infinita. No sé, como periodista, no comparto ese recurso de pretender instalar una realidad paralela. Necesitamos motivos para creer que se puede seguir luchando, que el esfuerzo vale la pena, y eso debe nacer de las políticas que implementa el Estado. Pero para ello también es fundamental tener una mirada federal. Nunca nos enteramos de lo que pasa en Corrientes o en Santiago del Estero, por nombrar dos provincias al azar. Y los grandes medios son funcionales a ese ninguneo permanente. Ni la sociedad, ni quienes nos gobiernan tienen objetivos claros y definidos.

Nuestro gran problema es que no nos ponemos de acuerdo sobre qué país queremos. No seamos obvios: Por supuesto,  queremos una mejor salud y educación públicas, que haya empleo para los chicos que recién comienzan, jubilaciones dignas, y demandas que se repiten desde hace años porque a nadie le ha importado actuar en consecuencia. Pero es muy simplista plantearlo así. Son meros enunciados. Somos tan volátiles e inestables emocionalmente que pasamos de la euforia a la indignación cuando sentimos que nos están cagando o metiendo la mano en el bolsillo con tarifazos constantes. En esas condiciones, si cuando estén en campaña no nos explican CÓMO van a lograr lo que están prometiendo o proponiendo, lo único que queda es el discurso patético de una dirigencia que cuida su quintita. Además, esas generalidades no resistirán el menor archivo en caso de que ellos sean “los elegidos”. Ya no pueden privatizar nada, porque todo ese veloz proceso de remate, desmantelamiento y vaciamiento de las empresas públicas lo hizo otro en los '90. Van a tener que pensar algo nuevo, muchachos.

La literatura se nutre de la ficción, basada en hechos verosímiles si es que cabe. Pero la vida real es otra cosa. Cuando salen de gira a buscar votos, ahí sí son capaces de visitar un pueblito de 500 personas perdido en el mapa. No nos tomen por estúpidos. Si son neoliberales, díganlo. Si son estatistas o proteccionistas, también. Y si son inútiles y fueron elegidos candidatos puestos "a dedo", traten de disimularlo, porque -a decir verdad- es demasiado evidente. Ya con eso estaríamos dando un paso adelante. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

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