9 de octubre de 2022

Largo

Domingo en la ciudad. La ausencia de noticias, o de hechos relevantes para comunicar, es notoria en estos días feriados. Lo único distinto que hice fue dormir un poco más que lo habitual, y eso es consecuencia de que podía quedarme más tiempo despierto por las noches sin tener mucho para hacer al día siguiente. Pero permanecer sin ningún horario, por tiempo indeterminado no es saludable ni provechoso. Todos necesitamos un orden, una estructura.  Siempre me gustó producir y generar mis propias notas, hablar con la gente, y eso también depende de la disponibilidad que esa persona tenga. Habrá que esperar unos días.

 Por eso, a veces es una contradicción pensar en el futuro y no sacarle provecho a cada instante, aunque siempre creamos que vemos las mismas calles o el mismo paisaje. Yo ando todos los días en bici y aunque el recorrido sea similar, quienes transitan o frecuentan esos lugares no son los mismos, especialmente los fines de semana. El resto de los días sí son casi siempre los habitués o los clientes que uno ya conoce, y que uno también detesta, porque los ve sin hacer nada o embelesados en posibles alianzas políticas que por lo general no prosperan en lo más mínimo. Pero es la vida de ellos, no creo que en una mesa de café pueda lanzarse ningún proyecto serio.

Ya es casi de noche, me pongo a buscar unos discos que guardo en cajas de cartón, elijo cualquiera al azar, le doy play al equipo, subo el volumen y tomo unos mates. Un momento de distensión, pero que no lo considero tiempo perdido. Llega un punto en que escuché suficiente, cambio y paso a otro. Una suerte de Spotify manual sin auriculares, como era antes de la llegada del streaming. Tengo Spotify en el celular, lo uso de vez en cuando, para escuchar algo “nuevo” que no compraría de ninguna manera, pero como ahí está todo, no pierdo nada en indagar si me agrada o no. Entonces me calzo los desgastados auriculares que inevitablemente terminarán por romperse cuando suene solo uno de los dos canales o parlantitos que se insertan en cada oreja.

Aparece Elton John con Dua Lipa. Un mix muy bueno, con un beat bailable. Dua Lipa promete, The Weeknd también. Podría repetir ese track u otros similares un par de veces, y seguiría siendo bueno. 

Hace unos días le hicieron una entrevista al uruguayo Jorge Drexler, le preguntaron por el trap y el reggaetón, una pregunta inducida porque en la misma el periodista dejaba entrever que las letras no decían nada, que eran decadentes. Drexler lo negó, comparando este fenómeno con algunas canciones de los ’80 que en rigor de verdad, tampoco decían mucho. Tiene razón, en parte. O tal vez lo dijo para hacerse el vivo tomar distancia del sentir general de los melómanos. 

Podés escuchar música de hace 40 años y comprobar que no es gran cosa, y entonces la cuestión es elegir. Earth Wind & Fire, Billy Joel, uno puede citarlos. Para algunos no serán la quinta esencia de la excelencia musical, pero ambos son muy buenos. EWF es música bailable con muchos arreglos y orquestaciones que en sus mejores épocas logró conjugar el funk y el sonido disco. Billy Joel tiene álbumes notables como “Piano Man”. El tema que da título a la placa y “Captain Jack”, son los mejores y los que el público en general recuerda. Pero tomándolo como una obra en su conjunto, el resto de las canciones no desentonan, no da la sensación de que estén ahí de relleno para cumplir los 42 minutos de duración. Si te gusta el hard rock o el heavy metal, tendrás que buscar otra cosas pero todavía existen Metallica, Skid Row, o La Renga a nivel local. 

Uno percibe enseguida, aunque no hablemos de discos en formato físico, cuando sí hay temas que se incluyeron con el único fin de rellenar el espacio entre algún hit aislado que es el que suena en la radio. No hay que tener prejuicios con la música sin haberla escuchado antes. Hay artistas notables que tuvieron una seguidilla de discos muy malos, como Paul McCartney. Pero el ex Beatle tiene más de 80 años y siempre estará en nuestro corazón, porque es multimillonario y todavía tiene ganas de lanzar música nueva. Lo mismo que Bruce Springsteen. "El Jefe", en líneas generales, no defrauda. Nunca hizo algo que uno pueda calificar de mediocre, hay discos desparejos, pero no son tan aborrecibles como para no darles una oportunidad. 

Esos tipos que la rockean y son veteranos, conocen todos los trucos, porque llevan varios años encima dentro de  "la industria", como dicen los yanquis. Por lo tanto, bien pueden darle a su público lo que ellos esperan, o patear el tablero y hacer lo que se les antoja. No les interesa curtir la imagen de reventados o rebeldes, tampoco a los Stones. Si seguís creyendo que Mick Jagger o Keith Richards, son drogadictos que van contra lo establecido, pecás de ingenuo. Los Rolling son casi una megaempresa, una máquina de facturar y nada más. Termina el show y cada uno se va a su casa, o a sus mansiones. Otro día la seguimos. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 

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