A menudo la gente quiere que le digas lo que ellos les gusta escuchar. Si te piden una opinión o un consejo y lo que vos podés llegar a decirles no los complace, les molesta. Claro que, una cosa es que ese pedido provenga de un amigo que te conoce bien, y otra es cuando te lo dice alguien que sólo conocés de verlo en la calle o de compartir lugares como un bar de vez en cuando.
Entonces, te interrogan, algo así como: "¿A vos qué te parece esto?". No es recomendable polemizar inútilmente, más aún si esa persona pertenece a un partido político o a una institución cualquiera. Mejor decirles que sí, que tienen razón, y dejarlos satisfechos con eso. Además, como en mi caso yo tengo mi propio pensamiento sobre un determinado candidato (pongamos por caso), y sabiendo que estamos en una sociedad tan virulenta, no es de me interés continuar con ese juego.
No tardará en suceder, como casi siempre, que el candidato en cuestión o alguno de su equipo de campaña te pregunte qué dice la gente, o qué comentarios escuchaste por ahí cuando están en pleno proselitismo. En principio yo no soy encuestador, y a mí lo que me interesa cuando se llega a esa instancia es cobrar por la campaña que cada uno decida hacer en mi medio. Demanda un gran esfuerzo, tanto para ellos como para mí. Son como mínimo tres o cuatro meses en los que hay que estar a full, cubriendo todo lo que ellos hagan o pretendan publicitar. Para ese momento que la gente sabe, porque es evidente, que entramos en una etapa donde aparecen las "propuestas" y esas cosas. Bueno, la experiencia del ciudadano común dice que un porcentaje ínfimo de esas propuestas se plasma en los hechos si ese candidato resulta ganador. Y el que tiene la manija, es decir, el que ya ejerce el poder y va por más, dirá que tiene una gestión para mostrar: "Hicimos esto y lo otro, ahora queremos continuar mejorando aquello...".
Eso pasa en todos los órdenes, no solo a nivel local. Lo que es real, es cuanto mayor sea el estamento de poder, más dinero hay en disputa y más caros son los servicios publicitarios, porque estamos hablando de grandes cadenas de TV, medios gráficos, portales de alcance nacional, redes sociales, y probablemente la tajada que estos gigantes se llevan no la veré nunca en mi vida. Hace varios años que se destina mucha guita para Facebook, Twitter, Youtube, y plataformas que son de uso cotidiano para mucha gente. Y si buscás atraer el "voto joven", más todavía.
Ahora, si te la jugaste abiertamente por uno, y ese pierde, para muchos obsecuentes no significará nada, porque enseguida se acomodan con el triunfador. No les conviene ser periodistas opositores, al menos por un tiempo. Si transcurrido unos meses todo sigue va realmente mal, por ende no hay manera de disimular que los que gobiernan son un desastre. Quizás ahí sí sean un poco más críticos y les den un poco con el hacha. Eso sólo ocurrirá cuando ya haya pasado la "luna de miel" con el electorado, y los que ocupan un despacho deban demostrar si son verdaderamente capaces.
En Lobos, conozco vecinos que son amigos míos desde mucho tiempo antes que hayan decidido postularse. Pero nunca mezclo las cosas, porque lo cortés no quita lo valiente, y hay que tener honestidad intelectual. Puedo ser crítico con ellos en lo que respecta a su faz política, pero eso no va a hacer mella en la amistad o en el aprecio que -reitero- es previo a toda candidatura que hayan aceptado asumir. Por momentos es una línea muy delgada, pero si te comportás como un chupamedias están subestimando a quienes te leen, que no son estúpidos.
Y lo que sí deberían entender, es que el horno no está para bollos, que la gente está harta de toda una serie de desaciertos que la clase política arrastra desde hace años. ¿Ese inconformismo general derivará en un nuevo "que se vayan todos"? Es posible, aunque no en lo inmediato. En la medida que los que están arriba continúen mandándose cagadas, no es descabellado pensarlo.
El voto castigo es el paso previo, luego le sigue la apatía absoluta con un marcado descenso de participación electoral, y luego vendrá lo otro. Todavía están a tiempo para evitar que se acentúe el descalabro social, y suena apocalíptico pensar que lleguemos a lo que ya vimos en 2000/2001. Lo único que puede replicarse es este hartazgo de la ciudadanía, diría yo. No me agradaría para nada pensar en un escenario semejante, porque si los de la clase media o media/baja nos hundimos, nos hundimos todos. Otro día la seguimos, no quiero ser redundante. Punto final.
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