3 de diciembre de 2022

Ultimo primer día

(Actualización: Ganó la Selección y sigue en carrera) 

Sábado 3. Estuve varios días sin escribir una nota nueva por acá, y el motivo principal ha sido que, cuando se me ocurría algo que más o menos merecía ser publicado, ya estaba a punto de irme de dormir y me sentía demasiado cansado para hacerlo. También me ha pasado que, dentro del mismo laburo, surgía algo que me parecía una buena idea para postear y andaba flotando por ahí, pero mi memoria ya no es la de antes. Hace unos cuantos años, en idénticas circunstancias, no hubiera dudado en salir de la cama para ponerme a darle forma a un texto.

Termino de almorzar, ordeno unas fotos que saqué para el diario, elijo las mejores, y la verdad es que no tengo demasiado interés en prolongar mi estado consciente, porque anoche dormí poco y hay que reconocer que (a excepción del partido de esta tarde) la TV no ofrece opciones que me inciten a posponer el reposo y hacer una breve sobremesa siempre que haya unos minutos libres. Hubo un tiempo que en casa teníamos DirecTV, pero el servicio era demasiado costoso y luego comprendí que la programación en sí no era muy disímil a la de cualquier abono de un cable común, sin tener en cuenta los canales premium. Lo peor que te puede pasar es que se produzca un corte en la señal por una tormenta solar, y que tengas la mala suerte de que tus canales preferidos hayan sido bloqueados, sin  aviso ni comunicación alguna. Tengo un número muy limitado de canales que frecuento últimamente, me sé los números de memoria y salvo algunos días que ando ocupado en otras cosas, en el lapso de unas horas, esas señales televisivas que había elegido para mis ratos de ocio me proporcionaban el necesario equilibrio entre la distensión y el deseo de aprender algo nuevo mediante la proyección de documentales que resulten amenos y estén bien hechos. La palabra que define el siglo XXI es "streaming", y en consecuencia, los contenidos digitales. La televisión abierta, los cinco canales clásicos, está claro que convirtió en una pedorrada total hecha con dos mangos, porque ya dejó de ser el negocio de hace dos décadas, digamos.

 Es una pena que los televidentes, oyentes, y todo lo demás, seamos cautivos de los caprichos de las empresas, que ponen y sacan conductores a su antojo del modo que ellos lo plantean, con la lógica del rating. Nadie les está pidiendo que si hay que sacar a alguien de la grilla no lo hagan, o que si un locutor de radio decide irse no procedan a separarlo del medio. Pero lo menos que podrían hacer, es informar a los televidente que a partir del día de la fecha, el Fulano de Tal dejará de pertencer a la empresa, o que se ha decidido levantar el programa de Fulano porque se les cantó la gana. Ni siquiera es necesaria una explicación más compleja, sólo que tengan la cortesía de avisarme. ¿No sería mejor?

 Las canciones infantiles van perfeccionándose año tras año en el arte de subestimar a los niños. Que no por niños, son estúpidos, y se ven obligados a repetir a coro una melodía con letras repetitivas y que difícilmente puedan contribuir a enseñar algo. La única persona que escribí canciones para los pequeños con algo de respeto, fue M. E. Walsh, no son tan viejo pero cuando era un infante esas canciones se difundían en las aulas de los jardines.

¿Por qué algunas especies de tortugas viven más que los humanos? ¿Qué comen los elefantes? ¿Por qué está "mal" cazar animales salvajes? Nada de esas preguntan que nacen de la mente de cualquier chico encuentran respuesta a su curiosidad en un sistema educativo que no es responsabilidad única de los docentes, pues éstos se limitan a cumplir con un programa que establece determinados contenidos. Hay muchos alumnos que, sin llegar a ser superdotados, cuentan con una capacidad superior al promedio, y es natural que se sientan frustrados. 

 Si vos a los pibes les planteás (como docente) que deban hacer un trabajo práctico sobre Discovery o History Channel, lo más probable es que la recepeción que obtengas sea más productiva, que consigan acceder al conocimiento dentro de un programa que no dura más que 40 o 45 minutos y que se puede encontrar en DVD, en You Tube, o en cualquier plataforma. Por eso, bien vale hablar de capacidades. De desarrollo cognitivo. De madurez para afrontar situaciones adversas, para elevarse por encima de la mediocridad general y posicionarse de otra forma ante la manada desorientada que vive el "día a día". Los adultos del futuro deberán abrirse camino ante eso. La escuela debe facilitar el acceso a la realidad, no es un mero edificio (o artificio) con bancos, pizarrón, y afiches de colores. A determinada edad, los estudiantes deben saber que lamentablemente existen la maldad, la hipocresía y el engaño. De lo contrario, se darán la cabeza contra una pared, en el supuesto de que sus padres tampoco tengan interés en explicarles lo que les deparará la sociedad.

 Por lo tanto, creo que el desafío está en pensar en una sociedad mejor cuando la educación formal se encuentra en crisis desde hace por lo menos dos décadas y se hacen cambios cosméticos que no van de lleno a la raíz del problema, ni proponen una solución de fondo. Así las cosas, cada vez que veamos a un chico de 16 ó 17 años (que ya tiene edad para votar si lo desea), deberíamos pensar desde el Estado cómo va a encontrar laburo en el mundo de los adultos, cuando les piden experiencia de la cual carecen, o los someten a jornadas laborales desgastantes. Pensemos en lo concreto: Cómo podrá mejorar su calidad de vida para hacer de nuestra aldea un humilde pero fructífero semillero de nuevas generaciones. Creo que no hace falta ser un pedagogo ni estudiar la soporífera bibliografía de Piaget a los fines prácticos. Nos estamos viendo pronto, amigos. Punto final.

No hay comentarios.:

Siempre hay una buena excusa

  Cuando pasan varios años sin que te encuentres con alguien y esa persona aparece súbitamente en escena, pueden suceder dos cosas: O que te...