17 de noviembre de 2023

Guerra de votos

 Lo que voy a relatar pasó en Lobos, aunque bien podría haber sucedido en cualquier otra ciudad. Un vecino muy conocido, militante radical, posteó en las redes una publicación promoviendo el voto en blanco, o algo parecido. En realidad, él mismo daba a conocer que adoptaría esa postura rumbo al balotaje. Pues bien, ¿Cómo siguió la historia?: Le dijeron de todo, primero en los comentarios de FB, y hasta hubo varios que fueron a confrontarlo personalmente. Lo que este lobense estaba diciendo en Facebook, no es ni más ni menos que lo que muchos harán, sin contar aquellos que lisa y llanamente no irán a votar. Días después conversé con este hombre, y me dijo que estaba harto de las vanas discusiones cuando él simplemente expresó su deseo o voluntad. "No quiero perder más amigos por esto", agregó. Ese es el nivel de locura en el que estamos viviendo. 

Si ninguno de los dos candidatos te convence, hay que tener la honestidad intelectual necesaria para votar en blanco, llegado el caso. Es un derecho totalmente válido. ¿Cuál es el problema, hacerlo público ante un grupo de fánaticos con la cabeza hueca y que parecen talibanes? La gente publica boludeces todo el tiempo, o bien escracha a otros difamándolos, y nadie dice nada. Por opinar sobre una posible forma de votar, te destruyen. Déjense de joder, por favor. Pienso que afiliado radical que se identifica con la línea alfonsinista, digamos, no avalaría con su sufragio ni a Massa ni a Milei, y de hecho hay mucha gente que ni siquiera tiene una pertenencia política y que actuaría del mismo modo. 

Todo esto demuestra que la polarización y el bipartidismo han sido los grandes males de la Argentina post-1983. La autodestrucción de Juntos por el Cambio es una señal de lo que se viene. En cuatro décadas cambiaron muchas cosas, y una de ellas es la forma de hacer campaña. Antes, además de los grandes actos partidarios, había spots de televisión y de radio, básicamente. Ahora, en You Tube o cualquier aplicación similar, te aparece esa sonrisita del candidato hasta en la sopa. Y como bien planteó este vecino con quien hablé largo y tendido, perder amistades por política es lamentable. Las diferencias que puedan existir, en su mayoría, no son irreconciliables. No es un divorcio, no hay que repartirse los bienes conyugales. Aprender a convivir en un marco de tolerancia es todo lo contrario a lo que vemos hoy. Pero como muchos se informan sin tomarse el trabajo de discernir entre lo real y lo abiertamente tendencioso, se ha vuelto habitual que cuando te encontrás con estos sujetos en la calle, estén rabiosos y enojados por lo que dijo cualquier gil por televisión. 

¿Cuánto tiempo más llevará? Imposible saberlo, porque aun después de este domingo, seguirá habiendo disputas que propalan aquellos que se dejan llevar por el impulso y la emoción más que por la razón. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 




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