10 de noviembre de 2023

La grieta es más antigua de lo que creemos

No estoy pensando, hoy por hoy, en el balotaje, sino en lo que vendrá después. Cualquiera de los dos candidatos no garantiza un panorama alentador. Pero habrá que aprender a vivir con eso, con la reacción de los mercados financieros, con el dólar, con una posible devaluación, y mucho más. Está claro que el valor del "blue" que se vende en las cuevas es totalmente artificial. La cuestión es llegar a diciembre, de ahí en adelante podrá pasar cualquier cosa, o quizás deberíamos aceptar lo que suceda como parte de un cambio de gobierno en un contexto complicado. 

Me cansa hablar de política o de economía, sin embargo me parece mejor que hablar de mí mismo, que no tengo mucho para contar. No me interesan las encuestas, sondeos, o como se llamen, no me importa nada en absoluto, yo sé lo que tengo que hacer como ciudadano y los demás que hagan lo que quieran. Tampoco nos hace bien como sociedad trazar pronósticos apocalípticos. Será lo que tenga que ser, así de simple, y por supuesto que el pueblo (o "la masa", como lo tildan algunos) será la variable de un eventual ajuste. Las empresas multinacionales nunca resignan sus ganancias. Nadie les pide que pierdan plata, obviamente, pero que contribuyan para otorgar un margen de estabilidad meramente provisorio. 

Como decía un cantante rosarino, "yo no pertenezco a ningún 'ismo'". Ni peronismo, ni radicalismo, macrismo, comunismo... nada (sin darme cuenta casi, volví a hablar de mí). Nunca me sentí plenamente identificado con los postulados de esos partidos, o bien con sus referentes. La doctrina que los sustenta no se mantiene, o ha quedado sólo como una declaración de principios y no de comparece con la realidad. En ese sentido, soy una suerte de "agnóstico político". Hay principios del peronismo que considero rescatables, y de los radicales también, pero no me terminan de convencer del todo, y esa inseguridad me lleva a no haber militado nunca en mi vida. Puede que en el futuro aparezca una figura que me genere empatía y que me haga sentirme parte de "algo", pero hasta ahora no ha sido así. 

No podemos ser exigentes con los demás cuando nosotros mismos no somos rigurosos en el laburo o en nuestro comportamiento cotidiano. Habría que pensar en eso, porque la negligencia colectiva y esa actitud de hacer todo "así nomás" nos ha llevado adonde estamos en la actualidad. Por supuesto, en el caso de la política, parece ser que desde tiempos remotos la culpa la tiene el que estuvo antes, y se enarbola esa idea para justificar todo tipo de medidas impopulares. Esto bien puede hacerse extensivo no sólo a los partidos tradicionales. 

Las fuerzas nuevas emergen como residuos reciclados de lo ya existente, y se van acomodando dentro de un espectro que no es tan amplio como suponemos. Pueden surgir dirigentes más vinculados a la socialdemocracia o a lo que se conoce como progresismo, y el contraste serían los liberales de derecha. Pero si observamos bien, ni uno es tan progresista como dice, ni el otro es tan "facho" como se lo acusa. Cuando llega el momento de tomar decisiones en un escenario de poder, encontramos medidas contrapuestas con ese ideario que han declamado desde el atril de algún mitin partidario. La sociedad, intento reflexionar, ya estaba disgregada inclusive antes de que apareciera lo que hoy conocemos como "grieta". Lo que pasa es que previamente, las motivaciones de esas divisiones quizás fueran otras, más ligadas a una cuestión de clase. Es decir, no tanto a posturas K o anti-K, porque el kirchnerismo se gestó en 2003 y ya desde varias décadas anteriores hemos tenido conflictos, por eso nunca logramos ponernos de acuerdo en nada, y -en resumen- por eso nos va como nos va. 

Si desde las gradas de un partido de fútbol se alcanzan raptos de extrema irracionalidad, qué se puede esperar para otras esferas que excedan lo deportivo. Es más: Reitero que no soy peronista, pero es lamentable ver en Lobos tanta gente abiertamente "gorila", cuando lo correcto sería analizar a un movimiento con sus luces y sus sombras. Las lecturas parciales y en muchos casos sin fundamento son las que nos han llevado a esto. No le encuentro otra explicación posible. 

Todos buscan conseguir un voto como sea, en cualquier "comité" del país hay personajes corruptos, y compra de voluntades. No seamos tan ingenuos, no caigamos en un autoengaño para nuestra conciencia. No sé si llegaré a ver, alguna vez, que se le reconozcan méritos al adversario en lugar de que súbitamente aparezcan de la nada los típicos "carpetazos" de agentes de espionaje venidos a menos. Nos estaremos viendo pronto. Punto final.  

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