Háganse cargo. Los que votaron a Milei, de las consecuencias o dislates a los que pueda dar lugar este “outsider”, tomando como referencia sus propias declaraciones proselitistas, que no hicieron más que llamar la atención. Ahí está la clave: Quiero pensar que Milei sabe que es imposible que todos y cada uno de sus exabruptos camuflados como “propuestas”, puedan plasmarse en políticas públicas. Pero la estrategia le dio resultado: Estaban los que lo tomaban como un demente, y aquellos a los que les parecía un ejemplar exótico. Tanto unos como otros, lo votaron, y yo no suelo juzgar la voluntad popular, sólo trato de indagar en las causas que llevaron a los resultados que estuvieron lejos de ser reñidos, ya que no hubo una paridad: El contraste fue más que evidente.
Además, desde que se presentó como candidato, lo cierto es que el Peluca consiguió que se hablara todo el tiempo de él, tanto para denostarlo, como para cosechar adhesiones que antes de las elecciones parecían exiguas. Está claro que hubo un “voto bronca” y un “voto vergüenza”. Más de uno no admitirá abiertamente haberlo votado. Y si analizamos la historia reciente, no debería sorprendernos.
¿Existió una
campaña del miedo? En parte sí, pero mayormente desde las huestes oficialistas.
No es válido imaginar o pronosticar al gobierno de Milei como “una vuelta a los
‘90”, porque el contexto es otro. La reforma del Estado que se emprendió en
aquella época quizás en esta nueva etapa tenga como común denominador las privatizaciones, ya que
ahora saldrán a remate las pocas empresas públicas que se salvaron de la
subasta a precio vil. No queda mucho más en pie.
Los que NO lo votaron, deberán reflexionar respecto a la necedad (y evidente inutilidad a los fines prácticos), de esa misma campaña del miedo que pretendieron instalar. A contramano de lo que él mismo acordó con el FMI, Massa dilapidó a manos llenas los fondos del Estado y -hasta cierto punto- se mantuvo como una suerte de benefactor de pobres y ausentes. A partir del 10 de diciembre, no es más nada: Ni ministro, ni candidato. Sin embargo, no será el fin de su carrera política: Es relativamente joven, y es hábil. Pero por unos años deberá esperar una nueva oportunidad, a menos que el experimento libertario colapse, lo cual ninguna persona de bien desearía, básicamente porque no queremos un nuevo estallido social.
Esto no significa, hoy por hoy, apoyar a LLA incondicionalmente ni darle un cheque en blanco. Ante todo, tenemos cuestiones urgentes por resolver: Estamos
tocando fondo y hay que implementar medidas urgentes para salir de la crisis, o
al menos paliarla en el corto plazo. Los resultados del balotaje fueron tan
rotundos y contundentes, que no podríamos pasar por alto esos guarismos:
Claramente representan la bronca, el descontento, y el hartazgo de buena parte
de la sociedad, que votó masivamente, con un nivel de participación superior a
las elecciones de octubre. Es necesario hacer una lectura o un análisis de esa
naturaleza para comprender lo que pasó el domingo.
Mientras medios
oficialistas como C5N convocan a filósofos de medio pelo o sociólogos para
intentar explicar lo que parece ser inexplicable, ahora les tocará beber de su
propia medicina. A Macri le hicieron la vida imposible durante su mandato. Por
supuesto, sabido es que el Gato hizo méritos suficientes para caer derrotado
ante su proyecto reeleccionista, en medio de aumentos exorbitantes de las tarifas, y
una recesión descomunal. Milei logró polarizar a la sociedad, al tiempo que
atenuó su discurso incendiario cuando sus oportunistas socios de JXC le
recetaron un “Valium”, digamos. El respaldo que recibió desde las ruinas de
JXC se tradujo en reforzar la presencia de los fiscales, seducir al electorado
más recalcitrante, y crear la sensación de un acuerdo con el tándem
Macri-Bullrich-Milei, que en el mejor de los casos se verá reflejado en un
reparto de cargos en áreas estratégicas del Gobierno. Negociaron mal, porque
presidente electo en determinado momento (como hacen todos) forzará una ruptura
con sus ocasionales aliados y hará lo que le dé la gana. Ese es el país que se
viene. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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