2 de noviembre de 2023

Llegó noviembre, con dudas y certezas

 Comenzamos un nuevo ciclo, falta poco para que termine el año, y uno no puede evitar pensar en el futuro. No me refiero sólo a la guita o a los indicadores económicos. Creo que tenemos la necesidad de encontrar algo que nos demuestre que todo este lapso no transcurrió al pedo, que pudimos mejorar en algún aspecto personal. Quizás sea mejor vivir el día a día, pero sin por eso soslayar un análisis más abarcativo. No está bueno perder el tiempo, pero cualquier persona, por muchas ocupaciones que tenga, en algún momento tendrá esa sensación, que generalmente aparece cuando ese lapso finalizó y por lo tanto, ya no hay nada que hacer para recuperarlo. 

Hoy dediqué toda la mañana a hacer cobranzas, caminé bastante porque con la lluvia intensa era imposible usar la bici. Recorrí bastantes cuadras, paraguas en mano, y con la plata que recaudé, a su vez yo también iba pagando cuentas. Fui al banco a depositar lo que me quedó de ganancia, y todo eso me insumó tres horas, aproximadamente. Llegué a casa, terminé de almorzar, y me acosté un rato, lo cual fue inútil porque no dormí nada. No hubo siesta. Pero ya está, la rueda sigue girando. Y hay que cumplir con las obligaciones cotidianas. No hubo mucho material informativo en los últimos días, exceptuando accidentes o salidas de Bomberos, y habrá que ver cuándo la ciudad se comienza a reactivar. Ya pasaron las elecciones generales, el actual Intendente continuará por 4 años más, y ahora queda por delante definir el balotaje. 

Como decía León Gieco, "todo está guardado en la memoria". Los momentos de zozobra y sufrimiento. Raptos de euforia y alegría. Las frustraciones. Las personas que odiamos o detestamos. Las grandes satisfacciones. Nuestro primer trabajo. El primer beso. La primera vez que alguien nos dijo "te amo". Es imposible borrar todas esas esas imágenes, de un plumazo, probablemente nos acompañen toda la vida, y no está mal que tengamos un registro de nuestra historia personal. Los recuerdos aparecen no de casualidad, sino porque hay algo del instante presente que nos remite a lo ya vivido. Pero si se convierte en melancolía, se transforma en un bajón, que surge de comparar una situación poco provechosa con lo que antes creíamos mejor.Ciudado no eso: Los recuerdo estarán ahí siempre, y no molestan a nadie en la medida que te bloqueen para seguir avanzando. Algún día vas a conocer a otra persona con la que te sientas a gusto y te enamorarás de ella, y no por eso los relaciones anteriores carecen de valor. 

Cuanto más se investiga el funcionamiento del cerebro, los científicos llegan a conclusiones asombrosas. Ninguna computadora, por más sofisticada que sea, puede siquiera emular lo que hace nuestra mente, y explicar por qué reaccionamos de tal o cual manera. Toda nuestra vida es un deja vu, más tarde o más temprano nos encontramos con las mismas personas, aunque estemos en un contexto social diferente. Y siempre aparece la oportunidad para organizar una juntada o una mateada, repetir sin tapujo aquellas anécdotas una y otra vez, compartir un asado, son cosas que no debemos perder, porque son muy nuestras, muy "argentas".

 La cultura de "usar y tirar", de lo descartable, es típica de la era del plástico. Casi todos los envases de cualquier producto destinado al consumo son de ese material. Cuando éramos chicos, los frascos de vidrio y las botellas dominaban las góndolas. El vidrio se puede fundir y volver a utilizar fácilmente. Las gaseosas, el aceite, todo lo que te puedas imaginar venía en envase de vidrio hasta mediados de los '80. 

Hoy, lo poco que queda envasado en vidrio es la cerveza de litro, aunque hace unos meses vi que vendían en el almacén una marca nueva en botella plástica, una porquería, al igual que la sidra que se comercializa con ese mismo tipo de botellas. El plástico lo arruinó todo, hasta los autos, que en un principio reemplazaron sus paragolpes cromados en el frente, y a partir de ahí ya no hubo vuelta atrás. Un cero kilómetro promedio, tiene más de la mitad de su carrocería hecha de plástico. Lo único que se salva es el techo, las puertas, el capot, el baúl y (obviamente) el motor. Algunos sostienen que cuando los vehículos se construían con chapa y fierros por doquier, ante un choque el conductor tenían menos chances de salvar su vida, porque también carecían de cinturones de seguridad y apoyacabezas. No sé, habría que investigarlo a eso. El haber incorporado los airbags está bien, es un avance en los siniestros viales, pero no te garantiza nada. Me fui de tema, como pasa siempre. Nos estaremos viendo pronto. Punto final.  

 no debe invadirnos, porque las personas no son objetos. No siempre nos toca relacionarnos con quienes deseamos hacerlo, la vida es un camino tan azaroso e incierto que nos podemos encontrar a alguien que jamás se nos hubiera cruzado por la cabeza conocer, ya sea para bien o para mal. Y los argentinos, muchas veces, tenemos "memoria selectiva": queremos mirar hacia adelante, pensar en un futuro mejor, pero por otra parte nos siguen doliendo las heridas que tardan en cicatrizar. Punto final.


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