¿Nunca sentiste que estabas luchando contra algo inexistente? No hablo de nada sobrenatural, sino de que te creaste enemigos ficticios, conjeturas erróneas, conspiraciones que nunca se consumaron. Vivir con ese estado de perturbación es poco saludable, y hasta puede tornarse patológico. Como suele decirse, "hay gente que ve fantasmas donde no los hay".
Cuando te das la oportunidad de conocer a una persona, inclusive pese a la mala opinión de la mayoría, eso te lleva a reconsiderar tu postura. O quizás no. Pensaste que era un pelotudo, y ese conocimiento terminó por ratificar esa presunción.
Por otra parte, es muy curioso el fenómeno que estamos viendo en los últimos días: Hay una suerte de "psicosis" respecto al clima, que -por supuesto- es fomentada por los medios de comunicación, pero también por alertas meteorológicas excesivamente preocupantes. Disculpen mi ignorancia, pero es un disparate pensar que toda la Provincia esté en alerta roja, como se anunció a mediados de esta tarde. Sabemos que lo que está sucediendo no es normal, en eso estamos de acuerdo. Pero cuando se aproxime el fin de semana y las condiciones mejoren, ya nadie hablará más nada del asunto.
El bombardeo mediático fue de tal magnitud, que llegó a desplazar casi por completo otras noticias más relevantes, como las relacionadas con la política o la economía. En la radio y en la televisión, este miércoles no se habló de otra cosa que no fuera esto. No han dejado de vaticinar una suerte de "diluvio universal" machacando al espectador casi hasta el hartazgo. Por eso, es hora de poner las cosas en su lugar. Lo único que está a nuestro alcance hacer, es tomar los recaudos necesarios, y listo.
No obstante, para demostrar que puedo tener una mirada amplia de la realidad, sé que hay personas que trabajan a la intemperie y que son víctimas directas de toda este fenómeno, ya que todo se vuelve mucho más complicado. Y siempre está el temor a que una descarga eléctrica te deje fulminado (son casos minoritarios). A lo mejor, soy yo quien me estoy equivocando, al no contemplar la situación que atraviesan muchos hogares lobenses donde el agua hizo estragos. Los que circulan en auto con las calles totalmente colapsadas, ni siquiera tuvieron el gesto de reducir la velocidad para evitar que se formara un "oleaje", lo cual no hacía más que agravar esa coyuntura adversa. Pero cuando con mi familia vivíamos por la zona del Parque, padecimos inundaciones, y puedo afirmar que no es algo ajeno para mí, no me lo contó nadie, lo viví. Es cierto que mi hermano y yo éramos chicos en aquella época, pero hay imágenes que no se te olvidan nunca más.
Creo que,
por suerte, cuando nos tocó a nosotros no sufrimos pérdidas materiales, pero
hubo vecinos que vieron cómo sus muebles terminaban arruinados, documentos
esenciales como la escritura de una vivienda desaparecían, tragados por la voracidad de
la correntada, y si no me falla la memoria, hasta hubo el caso de un muchacho
que se arrojó a las aguas del canal Salgado para nadar, o
"hacerse el vivo" (debería chequearlo), y murió ahogado.
En resumidas cuentas, es lo mismo que suele decir popularmente sobre el mar: Hay que tenerle "respeto", otra cosa no se puede hacer. Si estás en tu casa o en un lugar bajo techo y no es urgente que salgas, quedate ahí todo lo posible hasta que el tiempo se recomponga. No saques las bolsas de residuos, bancá un día más para que los recolectores puedan hacer mejor su trabajo. Son laburantes como vos, nunca lo olvides. Respetá la señalización, las cintas de "peligro" que se colocan, precisamente, con el fin de cortar un determinado tramo de una calle y reducir los potenciales riesgos. Otro día hablaremos con mayor profundidad sobre los temas que se instalan en la opinión publica de un modo recurrente, además de la desidia de algunos, cuyas consecuencias terminamos pagando todos. Punto final.
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