9 de agosto de 2009

La estupidez tiene forma de pelota


¿Es preocupante que por la decisión no consensuada de una persona se haya suspendido en la Argentina toda actividad de fútbol profesional? Sí y no. Como ese deporte no despierta en mí gran entusiasmo (ni para verlo ni para jugarlo), trato de despojarme de todo prejuicio y de asumir una postura equilibrada al momento de redactar este post. En primer lugar, no hay fútbol en la Argentina por decisión del presidente de la AFA, no de un remisero. La gestión de Grondona ha sido cuestionada con distintos argumentos: 1) por convertir al fútbol en un espectáculo para ver por televisión, 2) por no arbirtrar los medios para impedir el acceso de los barrabravas a los estadios, y 3) por hacer todo lo posible para alejar a la gente de la cancha, dado que resultan más rentable los ingresos por derechos de televisación que el dinero que los hinchas abonan en la boletería. En lo personal, Grondona me parece una persona inescrupulosa (es el adjetivo más suave que se me ocurre) y capaz de todo con tal de retener el poder del fútbol argentino.
Un país que obtuvo dos títulos mundiales a nivel de Selección no puede permanecer inactivo. Del mismo modo, tampoco es posible que se siga jugando en las condiciones actuales, con estadios que se caen a pedazos, individuos que se apuñalan mutuamente como si estuvieran en un duelo de guapos, y un sistema de fútbol codificado perverso que impide ver gratuitamente los partidos en directo por televisión. Por supuesto, Grondona era consciente de esto desde hace años, y nunca hizo nada para mejorar la situación, razón por la cual sobran los motivos para sospechar que la súbita rescisión del contrato con TyC Sports responde a otros intereses. En este contexto, el supuesto pacto Grondona-Kirchner, que fue denunciado por el presidente de TyC Sports, no parece descabellado, sobre todo si tenemos en cuenta que el Grupo Clarín tiene un 50 % de participación en la empresa y que el kirchnerismo está decidido a librar una guerra con la corporación mediática de la Señora de Noble hasta las últimas consecuencias. Paradojas del destino, fue Kirchner, en ejercicio de la Presidencia, quien propición la fusión entre Cablevisión y Multicanal, las dos proveedoras de TV por cable más importantes del país.

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