12 de febrero de 2018

La crisis de la Laguna: por qué se llegó a esto

Estimados: me tomé unos días sin escribir nada, en parte porque no le encontraba la vuelta a lo que pretendía expresar, y además porque no tuve demasiado tiempo libre. Hoy por hoy, el tema del que todos hablan en Lobos, es la situación crítica de la Laguna. Es lógico que exista preocupación, pero también era previsible que nadie se iba a hacer cargo. Cuando leo los comentarios que circulan en FB, me hacen acordar a la vecina chusma del barrio, o a las boludeces que se hablan en la peluquería. En su mayoría. De vez en cuando, alguien aporta una dosis de razón. 

En principio, es necesario pensar que si en algún momento la Laguna estuvo o quizás haya estado peor que ahora, no es consuelo. Ni paliativo. Nunca se tomó la decisión política de construir una compuerta en serio, y no el penoso mamarracho que hemos podido ver en varias fotos. ¿Cuánto de despilfarro hubo en los sucesivos gobiernos que prometieron darle una solución definitiva al tema? ¿Y cuánto hubo de desidia e inoperancia?

¿Somos rehenes de un ente, denominado "Hidráulica", que es el que fija el nivel o cota de la Laguna? Se agotaron todas las instancias posibles? Ahora, con los hechos consumados, es fácil hablar. Lo que yo me pregunto, es qué turista en su sano juicio va a llegar hasta allá para presenciar un charco con barro podrido y peces muertos. Y si encima, cuando vienen, les metemos la mano en el bolsillo, olvídense. La gente no es estúpida como los comerciantes creen. A ver quién les da ahora la rentabilidad que supieron obtener, cobrando todo más caro. Y la gran pregunta es por qué las lagunas vecinas, pese a la sequía, conservan aún un caudal de agua que les permita subsistir.

Pero siempre el debate se va de las manos, con la chicana fácil, o cuando se quiere defender aquello que no tiene ninguna chance de ser defendible. No importa si gobierna Fulano o Mengano, lo que realmente importa, es qué hacemos y cómo administramos los recursos naturales que tenemos. 

En el hipotético caso de que caigan 100 o 200 mm., y vuelva a haber agua en abundancia, tampoco resulta muy atractivo ir a un lugar donde la Av. Costanera está hecha trizas, prácticamente un camino de tierra. Se les prometió a los vecinos pavimentarla, y todavía nada se hizo. Romper parece que es más fácil: por eso, esta gestión municipal  empezó a destruir parrillas y fogones de la Ribera Pública, algo con lo cual luego se quiso dar marcha atrás, pero el daño ya estaba hecho. ¿Somos tan necios que queremos un "turismo VIP"? ¿Qué tiene de malo la gente de Merlo, de Morón, de La Matanza? ¿O esperás que milagrosamente aparezca una familia de Pilar, para vaciarle los bolsillos? Demasiadas preguntas sin respuesta. Punto final.  

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