La corrrida bancaria de hoy (jueves), en la cual el dólar escaló 4 pesos en cuestión de horas, no es un tema menor. Refleja la incapacidad de una dirigencia política para controlar, con medidas eficaces, los avatares del mercado.
Dicho de otra manera, lo que vivimos hoy no retrotrae casi dos décadas, a 1989, cuando la hiperinflación y la suba sostenida del billete verde hizo volar todo por los aires y se llevó puesto al gobierno de Alfonsín.
Esta gente que ahora ocupa lugares de privilegio en el Gabinete, y que se supone que conocen algo de la economía argentina, es totalmente inepta. No tienen un plan, no saben qué hacer. O no les importa. Hasta que comiencen los cacerolazos de antaño, y la ciudadanía pida nuevamente que se vayan todos.
Estamos asistiendo a una devaluación abrupta de nuestra moneda, a una inflación que no da tregua y que se trasladará en los precios. Debo decir que se me ocurrieron otras frases más terminantes antes de escribir este texto, pero luego opté por ser más mesurado. El peso argentino no vale nada en términos internacionales, y precisamente como hay insumos que dependen del dólar, den por hecho que habrá un nuevo aumento de los combustibles. Hoy (31/8), anunciaron que el valor de la nafta se incrementará cerca de $ 0,60.
No sé si estamos volviendo a 2001, quizás sería demasiado temerario afirmarlo y no quiero ser alarmista, pero la cosa no da para más. Cada vez que Macri habla por TV, produce el efecto inverso: en lugar de llevar tranquilidad, genera más zozobra e incertidumbre. Este Gobierno tiene dos opciones: o realizar un cambio de Gabinete, o dar un vuelco de timón que le permita llegar a 2019 con algo de oxígeno. Cuando te ponés a hablar con comerciantes o amigos, te das cuenta de que no sos el único que padece la crisis, a un punto tal que se ha vuelto insostenible.
La agenda mediática, que se regodeaba con los "cuadernos K", o "los cuadernos de las coimas", se vio superada por la cruda actualidad. Estamos tocando fondo, pero pocos parecen haberse percatado de ello. Quedan un par de entusiastas que ejercitan su optimismo diciendo que todo va a mejorar. Ojalá fuera cierto.
Vale decir que no soy el único pesimista, de hecho hasta los medios más afines al Gobierno, como La Nación o Clarín, le han dedicado una generosa cobertura a este desquicio financiero. Clarín publicó una nota en la cual explica que los precios de insumos y alimentos están fijados con un dólar a $ 30, lo que implica un evidente desfasaje ya que la divisa se cotiza a $ 42, por lo cual repercutirá irremediablemente en los precios.
A mis amigos macristas, les recuerdo que no tengo compromisos políticos con nadie, ni pertenencia ideológica, de manera que ello me da la libertad de efectuar un análisis crítico que los lectores juzgarán acertado o no.
Para concluir, puedo afirmar que si este Gobierno llega a 2019 (como corresponde y es el deseo de la mayoría), lo hará en condiciones muy precarias, y difícilmente Macri pueda pensar siquiera en ser reelecto en este contexto de profunda decadencia moral, económica y social. Punto final.
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