Hace rato que no escribía nada por aquí, decidí dejar pasar los días posteriores a las elecciones para analizar los hechos con mayor claridad. Se dijeron muchas cosas antes de los comicios aquí en Lobos, pero lo real y verdadero es que Etcheverry ganó por casi 3.000 votos. En el supuesto de que haya habido dávivas y compra de voluntades del oficialismo, todo ello no alcanza para explicar la categórica brecha que obtuvo Cambiemos. Fui a cubrir las elecciones y me encontré con que, pasadas las 20 hs, el resultado estaba casi definido, la tendencia era irreversible y no había posibilidad de que Sobrero o cualquier candidato pudiera aproximarse en cantidad de sufragios. Si tenemos en cuenta que en las PASO se peleó "voto a voto" hasta casi las once de la noche, el escenario de las elecciones generales fue muy distinto. Sólo era cuestión de minutos que el ocasional adversario reconociera la derrota, y así fue, por lo cual obviamente hubo mucha desazón en la sede del PJ lobense.
Ahora bien, lo que nos convoca es lo que se viene. En Lobos, en la provincia y en el país. Aunque desde el Municipio digan lo contrario, siempre es difícil gestionar cuando no tenés arriba alguien del mismo signo político. Alberto Fernández es toda una incógnita, pues deberá resolver una aguda crisis y un endeudamiento considerable. Tengo confianza en que logrará encauzar las cosas, del mismo modo que uno tiene optimismo ante un nuevo mandatario que está pronto a asumir. Las relaciones con los países vecinos son un punto que no se puede soslayar. Fernández es un peronista que presume de "progre", pero no sé cuánto hay de real en ello. El macrismo dejará como legado cuatro años para el olvido, con un ajuste que pulverizó a la clase media y un gabinete dominado por empresarios.
Todo presidente tiene un período de gracia de 90 o 100 días, pasado ese lapso, la gente ya espera soluciones concretas. Macri se jactó de haber eliminado el cepo al dólar y terminó implementando uno similar al de los K, por lo cual no veo coherencia alguna en las políticas públicas. No se puede dolarizar la economía otra vez como en los años de Menem. Esa película ya la vimos, y el final distó de ser provechoso. Los globitos amarillos se van desinflando y es el turno de una nueve etapa, con futuro incierto. Pero se ha dado un paso importante al acordar una transición lo más ordenada posible, para no dejarle al que está por venir una papa caliente. El neo-kirchnerismo asoma como una versión más tolerante y menos radicalizada que su germen en 2003. Punto final.
Blog de Lobos, ARG, desde hace 18 años en la Web.
30 de octubre de 2019
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