3 de noviembre de 2019

A salvar el pellejo de los oportunistas de turno

La vida es complicada. Porque se trata de un aprendizaje que nunca termina. Hay gente que se dedica a cagar al resto, ya sea con plata o con otros artilugios que les funcionan muy bien. Es común que operen a través de los grupos de "Compra Venta" de Facebook. Porque son buscas, están esperando la oportunidad, que alguno pique y muerda el anzuelo. Cuando uno vende algo, le pone un precio que debe ser el que corresponde pagar, pero siempre te piden una rebaja porque saben que vos sos honesto. En cambio, cuando comprás (si tenés la suerte de que el celular o la tablet no esté roto), terminás pagando hasta el último centavo. Después desaparecen, o se crean otra cuenta de FB con un perfil falso. Por ese motivo me abstengo en lo sucesivo de hacer uso de esos grupos, y sería injusto generalizar porque hay gente de bien  que se gana la vida vendiendo pasteles, facturas, o lo que fuere. Las ovejas negras son comparables a las manzanas podridas. Hay que estar muy atentos, fijarse bien el precio real del producto en Mercado Libre tomando éste como referencia, y el que no esté dispuesto a pagar lo que uno pide, que no lo haga, así de simple. 

No hay nada más contraproducente que buscar respuestas en lugares equivocados, o con gente que no comprende lo que te está pasando. Esto puede suceder por miopía intelectual, o porque no son capaces de ponerse en el pellejo ajenos. Y traigo a colación lo que mencionaba antes: aun en un período de espiral inflacionaria como el actual, no estoy dispuesto a pagar el valor que se les antoje a los mercaderes de turno para comer un asado o beber una cerveza. 

Todos hemos tropezado dos veces con la misma piedra, y si bien es cierto que de los errores se aprende, hay momentos o situaciones que nos inducen a caer en esos errores. Las cosas no ocurren porque sí, al menos para mí. Cada uno actúa en función de las opciones que tiene disponibles, y hay veces en que hay que elegir el mal menor, porque ninguna de ellas nos satisface plenamente. Ya hemos hablado aquí del boom de los libros de autoayuda, un fenómeno típico de la posmodernidad, de una sociedad y de un estilo de vida que se ha ido imponiendo en los últimos años. El mundo de hoy exige rapidez, información al instante, comunicación inmediata vía Internet y redes sociales, pero confundimos a esto con un avance o una evolución. Es absurdo renegar de la tecnología, pero también lo es volverse prisionero de ella. Para los fanáticos de los discos de vinilo, por ejemplo, la aparición del CD en la década del '90 significó el principio del fin. Y para quienes en su momento adoptamos el CD, los archivos de mp3 o el pendrive constituyen otra experiencia de escuchar música. Por eso uno se va adaptando a estos nuevos hábitos, dentro de lo posible. 

Lo que ocurre es que el ocio también ha cambiado. Tomar mate en un parque o en una plaza ya no es tenido en cuenta para un grupo de adolescentes que pasan horas frente a una Playstation. El hábito de comprar un diario es totalmente ajeno para estos jóvenes, que sólo leen los textos escolares, en el mejor de los casos. Tampoco les interesa navegar en un diario online, porque las redes sociales insumen la mayoría de su tiempo. Creo que muchas cosas están cambiando, y no todos podemos adaptarnos a ese cambio, porque somos de generaciones diferentes. Si a mí, que soy relativamente joven, a veces me cuesta, no quiero ni pensar el esfuerzo que le demanda a una persona de 70 años, por ejemplo. Tener que hacer un reclamo por teléfono es casi una tortura. Ya no hay una persona detrás de un mostrador, hay un número al cual llamar para elevar una queja que nunca llega. En fin, así estamos. Esta noche de domingo, a las 21: 58 hs,  ando algo nostálgico, quizás. Se me ocurre pensar no es ni más ni menos que un signo de los tiempos que vivimos. Punto final. 

Última nota de 2024: Para el baúl de los recuerdos

  Esta es la última nota que escribiré durante lo que resta de 2024, así que no abusaré de vuestra paciencia en la lectura.   En primer lu...