Hola amigos, buen viernes para todos. Cálida jornada la de hoy, luego de varios días que poco coincidían con la temporada estival. Empieza a pesar en el común de los casos el cansancio al momento de entrar en la recta final del año. Si tuviera que recapitular lo que fue 2019, diría que pasó un poco de todo, llantos y sonrisas, porque cada ciclo que transitamos es como la vida misma. Es imposible imaginar o un año, ni siquiera una semana, en que todo salga de diez. Siempre hay situaciones que nos incomodan y nos ponen a la defensiva, porque la mejor defensa es el ataque, suelen decir. En el plano personal siempre trato de superarme. Sé que tengo mis limitaciones y no hace falta que alguien me las haga notar porque lucho con ellas. Me esfuerzo por ser creativo aunque a veces no haya demasiado margen para serlo.
Pero lo más importante, que me cuesta más de lo imaginable, es la capacidad de adaptarse a situaciones adversas. Cuando ando mal de guita, por ejemplo, tengo que ajustar mi presupuesto y mis gastos, barajar y dar de nuevo. Y es en ese escenario cuando no te podés adaptar, porque uno se resiste a mantener un determinado estilo de vida que se cae a pedazos por la crisis que estamos atravesando. No creo en soluciones de corto plazo, de manera que no queda más remedio que asumir que esta situación llevará, como mínimo, dos años para revertirse. Mis ingresos son por publicidad en el diario digital, y sabido es que en épocas de recesión, los avisos, las rifas, y todo aquello que un comercio considere un "gasto", quedan fuera de juego. Así estamos, así estoy. Peleándola a los 40 años como si tuviera 20, sin terminar de comprender qué fue lo que pasó en todo este tiempo.
Si bien, como ustedes saben, me fascina la música, también aprendí a disfrutar del silencio. Dejar que los segundos transcurran sin sonido alguno, o escuchando el ladrido de algún perro vecino. Me gusta tirarme en la cama mirando al techo y pensar en boludeces, o en ideas para escribir un texto. Es mi cable a tierra cuando me siento un poco agotado. Le estoy agradecido a la vida, porque me dio unos padres que me apoyan en todo. Y que no soy condescendientes, sino que me marcan mis errores. Pero por sobre todas las cosas, nunca me faltó nada: ni comida, ni ropa, ni educación. Y todo eso se lo debo a ellos.
Luego llega el momento de empezar a recorrer el propio camino, hay que buscar trabajo, y es entonces cuando nos enfrentamos al mundo "de verdad". Cuando descubrimos que hay gente que te caga, te forrea, o que hace todo para que no progreses. Y es entonces cuando tenemos que imponernos, no en base a la violencia, sino mostrando que hacemos un trabajo de calidad. De esta manera nos diferenciamos de los mediocres y podemos desplegar nuestro verdadero potencial. Podrán envidiarnos, pero no quitarnos nuestras capacidades y aptitudes. Es difícil conseguir trabajo hoy en día. Siendo un adulto, los intereses de mi generación son muy diferentes a los de la actual, lo cual es lógico porque hay una edad para cada etapa de la vida. En los últimos añosel desempleo se ha incrementado considerablemente, y los chicos que recién empiezan tienen que hacer laburos basura porque la plata no alcanza hay que parar la olla en la casa. Antes por ahí podías meterte en un estudio contable, o trabajar en una oficina. Es la percepción que yo tengo, no estoy seguro de que sea así. Lo que sí puedo afirmar es que soy Perito Mercantil y nunca me dediqué a nada relacionado con los números o la contabilidad. Pero así se dieron la cosas. Punto final.
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