14 de noviembre de 2019

Hacer un puente entre vos y yo

Jueves por la noche en la ciudad. Hay días que ya desde el vamos se presentan complicados, como si hubieran estado "mal paridos" . Pero el camino se hace al andar. Hoy grabé un nuevo programa para la tele, y es algo que me reconforta porque estoy metiéndome en un formato que no estaba acostumbrado a hacer. El primer programa salió al aire el 1° de mayo, y desde entonces se mantiene con una frecuencia semanal por la señal de RSO /Lobos Digital. Es un ciclo de entrevistas, y hubo situaciones en las cuales sentí que no le pude sacar todo el jugo al entrevistado o invitado. Cuando se enciende la luz roja de la cámara, por supuesto que es distinto a lo que no se ve, a la charla previa, probar sonido, y todo lo inherente a la producción.

Por otra parte, a veces trato de tener "cero expectativas", es decir, no esperar nada bueno ni malo de lo que sucederá. Es una manera bastante básica, pero efectiva, de dejar que la vida te sorprenda. Pero para ello es necesario controlar la ansiedad, algo que no me es nada fácil.

Mantener un blog, actualizarlo periódicamente y tratar de esbozar unas ideas que sean de interés es lo que me impulsa a seguir. En primer lugar, siempre tuve la convicción que lo haría por el placer que me da expresar mis pensamientos fuera de lo meramente periodístico. Es normal que haya temas que se repitan, relacionados quizás con la situación del país. Pero si se reiteran, es porque todavía esos problemas que mencioné hacen meses o años no han sido resueltos. Pasan los gobiernos y seguimos igual, lo único que falta es que cuando asuma Fernández, visto que el Poder Judicial ha dejado hace rato de ser independiente, “abra la jaula” para que recobren la libertad los presos K, que nos robaron no sólo guita, sino sueños, a todos los argentinos. 

Este espacio es un pequeño rincón que tengo para mí y que comparto con los demás, con perfil bajo como lo hice siempre. Mi gran anhelo es hacer una selección de las notas que –a mi modo de ver- sean las más logradas, para publicarlas en un libro.  Cuando esto desaparezca y vuele todo por los aires, quedará testimonio de que alguna vez en mi vida escribí algo fuera del periodismo. 
Si tengo que hacer una autocrítica, diría que tomé muchas decisiones equivocadas, o que me apresuré demasiado al hacerlo. Quizás por eso, noviembre es para mí un mes distinto a los anteriores, porque estoy tratando que no me afecten cosas que antes me angustiaban más de lo que merecían. De a poco voy retomando viejos hábitos que me daban placer, ya que me cuesta desenchufarme del laburo y me sigo maquinando hasta que logro dormirme. Procuro despejar mi mente de todo aquello que no puedo solucionar en un corto plazo. Tengo una familia que me apoya incondicionalmente, y eso es el mayor capital con el que puedo contar. Nunca me gustaron las tareas domésticas, como barrer los pisos o tener que lijar una puerta, pero comprendí que es una manera de colaborar para que la casa no se venga abajo, porque en casi todos los hogares siempre se rompe algo como consecuencia del desgaste natural de una vivienda. Además, quién te dice que algún día para ganarme el pan en la mesa tenga que dedicarme a hacer esas cosas, no se me cae el ego por eso. Nunca se saben los vericuetos de la vida, ni los apremios económicos que te llevan a rebuscártelas de un modo lo más digno posible para ganar el mango. 

Constantemente trato de ofrecer textos que sean amenos para leer. Nadie está obligado a compartir mis puntos de vista, por supuesto. Trato de evitar temas sensibles porque no me gusta que este espacio sea destinado a generar polémica. Buena parte de mis experiencias y de mis vivencias están plasmadas aquí. Pero como suele decirse, yo hago "un recorte de la realidad". No cuento todo lo que me pasa, no es un lugar para lavar los trapos sucios. No escribo para una persona en particular, sino para todos los que entren y quieran leer. Este blog es de libre acceso, como casi todo lo que está disponible hoy por hoy en Internet. De manera que yo preservo mi intimidad en el cyberespacio y sólo la comparto con personas de mi confianza. Todos nos hemos sentido defraudados en alguna oportunidad por gente en la que creíamos y confiábamos, lo más frustrante es cuando se trata de una puñalada artera en la espalda. Diría que la confianza es la virtud más difícil de construir, y que se logra con los años de mantener una conducta coherente, algo complicado de llevar a cabo cuando este país desquiciado nos obliga a reinventarnos y aguzar el ingenio para salir de múltiples atolladeros.  Punto final. 

Las Olimpíadas que no veremos

  Parece ser que este año, el Municipio tampoco realizará las Olimpíadas de la Cuenca del Salado. Ningún funcionario se molestó siquiera en ...