13 de julio de 2020

Esta vez me tocó a mí ser víctima del delito

Hoy todo indicaba que sería un día prometedor: el cielo lucía límpido de nubes, el sol siempre te predispone de buen semblante, me sentía bastante bien. Pero... en horas tempranas de la tarde, me robaron la bicicleta que había dejado del lado de adentro de las rejas de mi casa. Era (o es) una Olmo color rojo, rodado 26, con cambios. La había comprado usada, y con la inestimable ayuda de mi viejo, logramos ponerla en condiciones. A la angustia de que te roben algo que un modo tan "profesional", se suma el hecho de que es el único medio de transporte que tengo. Debo decir que, como nunca había padecido ningún incidente, cometí el error de dejarla sin candado, ya que por una de las ventanas del living se puede ver si está en su sitio o no. Por suerte, tengo otra, desarmada, que ya no pensaba usar porque el rodado sustraído era mucho más cómodo. De manera que tuve que comprar todo lo que le faltaba para intentar, quizás mañana, armarla de nuevo. Es muy extraño el sigilo con el cual entraron, ya que a la puerta de la reja no se le ha puesto nunca grasa ni lubricante alguno, porque precisamente el chirrido que hace es un "aviso" de que alguien se dispone a entrar, para tocar el timbre de la puerta de calle o por el motivo que fuere. 

Conclusión: Esta vez me tocó a mí ser víctima de la inseguridad. Alguna vez tenía que pasarme. Como podrán comprender, me siento pésimo, pero aún así con el paso de las horas traté de dar a cada cosa su justa dimensión, y pensar que no fue una entradera, no me amenazaron con arma de fuego, mi integridad y la de mi familia no estuvieron amenazadas. Fue un simple hurto. Es muy probable que a la bici ya la hayan desarmado y se se hayan quedado con aquello de más valor. O que la tengan unos días guardada mientras la pintan de otro color. Hacer ese tipo de conjeturas, con los hechos consumados, no tiene mayor relevancia. 

Pensé en hacer la denuncia, pero descarté la idea porque es un hurto menor, no para mí, pero en términos del valor de la bici, sí. Sinceramente este episodio me cagó el día, ya que el resto de la jornada había transcurrido con normalidad. Ustedes, estimados lectores, saben que los lunes siempre trato de escribir una nota para ponerle pilas a la semana, pero en esta ocasión no empezó de la mejor manera. Sin embargo, la vida siempre da una nueva oportunidad, ni se me ocurre buscar revancha porque no conozco a los "autores ignorados" que robaron mi bici y no me interesa hacerlo tampoco. La lección del día: a partir de ahora, a la próxima bicicleta le colocaré el candado aunque esté a dos  metros de distancia. 

Alguien podrá pensar, que soy un pelotudo por lamentarme de un hecho en el cual no estuvo en riesgo mi vida, y que no me robaron cuantiosas sumas de dinero. Quizás tengan razón.

Tengo la convicción de que los días sucesivos serán mejores, y que este ingrato hecho quedará como un mal recuerdo. Pero soy humano, y si me ocurren cosas como estas, no puedo evitar sentirme de la peor manera. A los que me robaron, ojalá que disfruten de la bici, y que tengan la precaución de mantenerse alejados de mi persona, de lo contrario sería una provocación de la peor calaña. Punto final. 








Las preguntas obvias también merecen ser respondidas

Con el paso del tiempo, vamos cambiando. Eso no es novedad, lo novedoso es cómo interpretamos ese proceso. El destino nos lleva a enfrentarn...