16 de julio de 2020

Resistiendo detrás de la barricada

Jueves por la noche en la ciudad. Me dispongo a transitar el último tramo del día tomando unos mates antes de la cena, mientras escribo estas líneas. Hoy no salí casi a ningún lugar, permanecí en casa ordenando todos los discos, películas, libros, y objetos inútiles que tengo. Siempre hay algo que va a parar a la basura, como cajas vacías o blisters de remedios. No me gusta acumular cosas que ya no uso o que ocupan lugar al pedo. 

Mi pieza no es muy grande, pero para una sola persona alcanza. En realidad, yo elegí esa habitación al momento de mudarnos para aquí, ya que queda cerca del baño, y a unos pocos pasos está la cocina. Mi hermano duerme en un cuarto más amplio, pero lejos de los lugares que acabo de mencionar. Estoy pensando seriamente en comprar un calefactor para el dormitorio, porque la casa en sí misma es bastante fría. Por supuesto, para hacerlo habría que romper la pared, buscar a un gasista matriculado, y una serie de cuestiones que van más allá de la mera compra de la estufa. En su momento estuvo la posibilidad, pero me opuse porque me iba a restar espacio. Ahora me parece que hubiera sido una buena idea. 

Siempre le he hecho frente al invierno sin mayores sobresaltos, con frazadas y una bolsa de agua caliente cuando tengo los pies helados Y para salir a la calle, uso dos o más prendas, además de la campera y la bufanda. Parezco un muñeco de nieve. Toda esa ropa que uno lleva encima suma varios kilos, por eso es normal que si se pesás en la farmacia, notes que hay por lo menos 3 kilos que no son los de tu cuerpo. Para los que detestan el invierno, lo que yo suelo decir es que podés abrigarte lo suficiente y salir de ser necesario, en cambio en el verano, con 36 grados, el sopor es tan grande que no hay ropa que lo resista, y no podés arrancarte la piel o andar desnudo. Si tenés una pileta, en el verano zafás, de lo contrario es bastante complicado. 

Estaba viendo la gran cobertura mediática que tuvieron los casos de coronavirus en Navarro, que en rigor de verdad está potenciada por el hecho de una timba clandestina. Creo que el Intendente no puede desconocer que en un pueblo tan chico eso existía, más allá de que la persona que regenteaba este "casino" era de Las Heras. Todavía quedan muchos cabos sueltos para analizar qué fue lo que pasó. Es similar a lo que teníamos nosotros con el "Charly Bar", que bajó la persiana cuando policías que no eran de Lobos allanaron el lugar y se encontraron con lo inevitable. Fue así como procesaro y imputaron a algunos funcionarios. Gente con poder que conocía plenamente las actividades que allí se ejercían, y que es muy probable que recibieran un "rédito" por ello. Imaginemos que el bar todavía existiera, y varios lobenses se contagiaran luego de hacer uso de los servicios sexuales que allí se ejercían. Hubiera sido un escándalo mayor. ¿Quién se iba a animar a decir que se contagió teniendo sexo con una prostituta en Charly Bar? Hubiéramos sido noticia de los medios durante una semana, por lo menos. 

Pero no hay que hacer historia contrafáctica: una vez que ocurren los hechos, es un ejercicio mental que no aporta demasiado. Considero que la cuarentena es larguísima y excesiva. Debería haber comenzado en abril, por lo menos. Pero las cosas son como son. Se pueden salvar vidas, y también reactivar la economía, no son polos opuestos. Algún día tendremos que volver a la normalidad, y hay que ver cómo lo hacemos, poniendo a prueba nuestra responsabilidad. Ya se habla de una vacuna, de drogas que resultarían eficaces, pero llevará varios meses más que sean autorizadas para el tratamiento de todos los casos sintomáticos. Mientras tanto, en Lobos, todos los que rompían las bolas con "la pesca", ya pueden hacerlo. No me gusta la pesca deportiva, me parece una crueldad, pero si pescás para comer,lo puedo entender mejor. Un buen pejerrey debe ser un verdadero manjar para quienes saben cocinarlo. 

Qué les puedo decir, amigos, la aldea está "quieta" a esta hora, yo debo continuar haciendo mi trabajo, ,buscando notas, haciendo entrevistas, y así cada uno con lo suyo. A varios les debo un abrazo y un beso, que cuando se levante la cuarentena se los daré. A seguir en la trinchera. Punto final. 

Las preguntas obvias también merecen ser respondidas

Con el paso del tiempo, vamos cambiando. Eso no es novedad, lo novedoso es cómo interpretamos ese proceso. El destino nos lleva a enfrentarn...