17 de julio de 2020

Lobos: de la risa al llanto, de la euforia a la decepción

Nos pasamos la vida corriendo tras el éxito, sin saber en realidad qué es. Estudiamos, hacemos cursos, con la aspiración de que ello nos garantice un buen puesto de trabajo. Hay mucha vanidad en todo esto, y además está lo que Wayne Dyer llamaba "necesidad de aprobación". Parece ser que necesitamos sentirnos respetados, valorados, ser sujetos de consideración pública. ¿Para qué? ¿De qué sirve alimentar el ego al pedo? Vivimos en una sociedad, por lo tanto es natural que cada uno tenga una percepción distinta de nuestra persona, del mismo modo que nos ocurre a nosotros con el resto. Pero intentar caerle bien a todo el mundo, a costa de perder tu identidad...es algo que nunca voy a hacer, y no les recomiendo que lo hagan. 

A veces pienso que este momento tan particular que estamos viviendo, exacerba ciertos rasgos que antes teníamos más "domesticados". Por ejemplo, ahora que se registró un nuevo caso, culpamos a las autoridades porque supuestamente hay mucha gente en el Parque...y se hace todo un rollo, una maraña de prejuicios y estupideces. Si no querés ir a un espacio verde a hacer actividad física, no vayas, pero no pienses que por el solo hecho de hacerlo ya estás desparramando el virus. El estúpido, por lo general, es ignorante, y acá tenés una prueba de lo que estoy diciendo. Importa más saber el nombre del paciente, que tomar dimensión de lo que está pasando. La información dice que hubo un nuevo caso, y punto. No hace falta saber más. El resto es puro chusmerío y especulación de peluquería. Son los parásitos sociales que viven de lo que hacen o dicen los demás, pero nunca se les cae una idea.

Sabemos que hay una presión muy grande, a nivel país, por levantar la cuarentena cuanto antes, de recuperar las libertades que nos fueron cercenadas. Puedo entender ese planteo, de hecho me frustra bastante lo que está sucediendo, y por lo general aquellos que no tienen problema ni apuro en permanecer encerrados, son los que tienen una posición económica que no les dificulta pasar más de 6 meses sin trabajar. En mi caso, como trabajador de prensa, ya he comentado que estoy autorizado a circular conforme el Decreto vigente. Pero nunca abusé de esa situación para sacar chapa ante los demás, sino que lo tomo como un permiso para poder laburar e informar. Soy consciente de que mucha gente se ha vuelto demasiado virulenta y susceptible, por lo cual hay que ser extremadamente cuidadoso al momento de informar sobre la pandemia. Es más agotador y desgastante que lo que los demás suponen. Pero no lo digo a modo de queja o reproche. Hay que estar a la altura de los acontecimientos, ni más ni menos. 

Ahora bien, suponiendo que alcancemos la Fase 5, ¿qué vamos a hacer con la "libertad"? Porque si no lo pensamos bien, vamos a terminar como los famosos "runners" de CABA. No pueden ir 50 o 100 personas a un gimnasio de un día para otro, ni al cine, ni a los teatros, ni a tomar un café. Es cuestión de sentido común. Por eso me rompen la paciencia que hablen tanto de "cuidarnos entre todos", cuando acá el que no corre, vuela. Cuidarnos entre todos, es no procurar sacar ventaja de un escenario como éste, porque como mencionaba en otra nota, podemos terminar como Navarro, que tenía todo controlado hasta que un portador del virus disparó un sinfín de contagios. Precisamente, esta pandemia nos pone a prueba, nos interpela, y nos incita a reflexionar casi de un modo pendular, porque pasamos de la euforia a la decepción en lapsos muy breves. Punto final. 

Las preguntas obvias también merecen ser respondidas

Con el paso del tiempo, vamos cambiando. Eso no es novedad, lo novedoso es cómo interpretamos ese proceso. El destino nos lleva a enfrentarn...