9 de mayo de 2015

De qué estamos hablando?


Sábado por la tarde en Lobos. Me quedé pensando en el último post que escribí para este blog. E insisto en esa estupidez, tan nuestra, de confundir resultados deportivos con hechos históricos. Estos últimos son mucho más complejos de explicar y analizar que un simple balón que ingresa al arco vacío de un campo de juego. 
Me fastidia que se confundan las cosas de un modo la burdo. O que se crea que todo "da lo mismo". No es así. El esfuerzo y el talento, no son iguales a la mediocridad y la haraganería. Pero dado que el ser humano reacciona de formas tan dispares, más de una vez triunfa un vago sin talento, sobre todo en la televisión, como es es caso del malogrado Ricardo Fort. Mucha guita, marketing, y cirugías, pero se cagó muriendo como cualquier persona. Es el error de creer que la riqueza y el poder salvarán al hombre de la muerte. Quizá puedan rescatarlo del olvido, es decir, hacer que la gente recuerde el nombre o los rasgos personales del finado durante varios años. Pero sea como fuere, tanto el cartonero como el dueño de una estancia terminan en el mismo lugar. 

Creo que me estoy yendo de tema. Lo que me propuse expresar, es que ninguna disciplina deportiva, o artísitica, puede manipularse de un modo tal que reemplace lo sucedido en una guerra. Es cierto que el arte nace del dolor, y que la guerra es dolor en estado puro. Los yanquis todavía no terminan de digerir la derrota en Vietnam, y hay innumerables películas dedicadas a brindar distintas miradas del conflicto bélico.

Sin embargo, si tomamos por ejemplo desembarco de Normandía, el famoso "Día D", comprenderemos que no puede ser sustituido por lo que uno pretenda hacer desde otro lado. Las cosas, simplemente suceden. Y a menudo las causas -como dije antes- son tan difíciles de desentrañar que buscar revancha en un partido de fútbol o actitudes semejantes es casi insano. Punto final.

Feliz domingo

  Domingo en la ciudad. Hoy debo hacer un par de notas, que por lo menos son interesantes y no significarán un tedio para mí. La verdad es q...