Viernes por la noche en la ciudad. Día de reflexiones. Empezar una nueva etapa en tu vida requiere, ante todo, de decisión y voluntad. Y aunque no nos demos cuenta, el hecho de iniciar un nuevo ciclo se da con más frecuencia de lo que uno supone. A veces te "cayó la ficha" cuando cumpliste 40, cuando quedaste dolido y lastimado por una separación, o simplemente cuando te diste cuenta de que algo en tu cabeza no funcionaba bien. Porque en la vorágine actual, cada vez nos sentimos más alterados. Vivimos a mil. Preferimos boludear por Facebook antes de tomar un café con un amigo. Comenzamos, sin habernos percatado, a ser esclavos de nosotros mismos.
Como dice Lerner en su famosa canción, muchas veces hay que "volver a empezar". Y estar preparados para aguantarse lo que venga. Si sos una buena persona (o al menos creés que lo sos), siempre vas a encontrar a alguien que de algún modo te va a ayudar. Lo que me parece lamentable es que en una aldea como Lobos, todos se crean con la autoridad de juzgar a los demás. Primero deberían mirarse a sí mismos y versi tienen el "culo limpio". Claro está que, como sabemos, esto sucede en cualquier pueblo chico, donde la gente toma como diversión vivir del chusmerío. Una cosa es hacer un comentario positivo o negativo de alguien que conocemos fehacientemente, y otra cosa es dejarnos llevar por un rumor, que se convierte en una "bola de nieve" hasta que, transcurrido un tiempo, aparece otra estupidez que tapa la anterior.
En lo que a mí respecta, lo que digan los terceros de mí, me tiene sin cuidado. Por supuesto que a todos nos sorprende o nos jode si nos enteramos de una infamia, pero recordá siempre que todo vuelve. Esa persona que no tuvo huevos para decirte lo que pensaba, esa persona que "vive de la vida ajena", en algún momento va a necesitar de vos. Y ahí te vas a poder imponer. Punto final.
