5 de julio de 2017

La amistad, el mejor remedio para vivir

Cuando no estás bien de salud, es inevitable sentir malhumor. Hace días que estoy con un fuerte resfrío y catarro, que en un primero momento pensé que era una bronquitis. Pero no me quita las ganas de escribir, que es lo que más me gusta hacer. Hoy me vinieron recuerdos de mis amigos de la infancia, tanto aquellos que no vi nunca más como los otros, con los que de vez en cuando intercambiamos un saludo. Compartimos una etapa de la vida, lo cual no es poco. Sin embargo, el tiempo pasa, cada uno tiene sus compromisos, decide formar una familia, un nuevo entorno...en fin, creo que es natural que se pierda un poco el vínculo. Y creo, además, que es al pedo forzarlo, buscar reunirte o encontrarte con alguien cuando no hay nada más que eso, un recuerdo. 

Tener a un contacto de Facebook no lo hace ser tu amigo, es una palabra que le queda bastante grande a muchos. La amistad se construye día a día, y no intercambiando fotitos o boludeces por el celular. Es algo que tengo bastante claro. Los que denominamos "conocidos", son vecinos por los cuales sentimos afecto y estima, pero nada más. No comparten el trato cotidiano, nos cruzamos por la calle, nos saludamos, y seguimos el camino. Por eso los amigos tienen tanta influencia y tanto peso en nuestra historia personal, porque los elegimos, o mejor dicho, nos elegimos mutuamente. Uno no invita a cualquier persona a su casa, a tomar unos mates o lo que fuere. Uno no llama o manda mensajes a quien no le interesa. De eso se trata la vida, de establecer vínculos, que no son fáciles, porque dos personas pueden llegar a un desacuerdo tal que terminen discutiendo y peleándose para siempre. Lo bueno es que cuando uno conoce lo suficiente al otro, y evita la polémica estéril,  rara vez ocurre que la sangre llegue al río. Punto final.

A la vuelta de la esquina

  Mitad de semana en la ciudad. No sé qué les pasará a ustedes, pero yo ya no me preocupo tanto como antes respecto a situaciones que aparen...