16 de julio de 2017

Las cosas simples de la vida (parte 2)


Me propuse escribir la mayor cantidad de notas posibles en este blog, simplemente para superarme, tratando -por supuesto- de no publicar cualquier boludez para cumplir el objetivo. Una de las cuestiones que me parecen importantes, es saber aprovechar el tiempo libre. Dormir una siesta no está nada mal, pero tomarse al menos media hora para comenzar a leer un libro  cualquiera, nos pone ante un desafío: culminar su lectura, a menos que el texto resulte tedioso o carente de interés. Yo prefiero los ensayos políticos o históricos, pero en el mercado editorial el género que continúa cosechando mayores adhesiones es la novela. Siempre ha sido así. 

En esta fría y destemplada noche de domingo, con el termómetro marcando 5 grados, me puse a pensar en aquellas cosas que nos gratifican y que, por ser sencillas, no dimensionamos. Un buen café. Una ducha caliente. Unos mates en la casa de un amigo. El reencuentro con aquel compañero de la infancia que hacía años que no veías. La satisfacción de saber que hiciste bien tu laburo. Tener alguien a quien recurrir en momentos de zozobra. 

Todo ello, es parte de la vida, y como muchas veces se nos va la vida en grandes aspiraciones que ni siquiera logramos concretar, no son foco de nuestra atención. Creo que en esos gestos y acciones se esconde el secreto de nuestra reserva moral y espiritual en tiempos críticos como los que estamos atravesando. Punto final.

A la vuelta de la esquina

  Mitad de semana en la ciudad. No sé qué les pasará a ustedes, pero yo ya no me preocupo tanto como antes respecto a situaciones que aparen...