6 de mayo de 2016

Se construyen casas, se demuelen otras

Se ven edificios nuevos en Lobos, y otros que están derruidos, a punto de venirse abajo. Ultimamente repuntó el mercado inmobiliario, muchas casas antiguas ubicadas en pleno Centro fueron compradas pero sólo para demolerlas, porque ya poco se puede rescatar de ellas. Hubo un tiempo en que la tendencia era reciclar casas viejas, pero ahora parece que rinde más edificar departamentos para luego alquilarlos. El "paisaje urbano" está cambiando, pero no de un modo uniforme: por ejemplo, abren nuevos locales comerciales pero otros cierran porque no les dan los números. A pesar de la crisis, la gente que tiene la plata prefiere apostar "en ladrillos", comprando un inmueble que puede estar en buenas condiciones o no, pero que es un resguardo, una inversión. Comprar dólares dejó de ser un negocio redituable desde que se levantó el cepo cambiario y la divisa norteamericana mantuvo su valor con pequeñas variaciones. De todos modos, no es tan sencillo ir al Banco a comprar dólares, se deben completar una serie de requisitos, porque nadie le vendería a un indigente, o un tipo que no tiene donde caerse muerto. Por eso todavía persisten las "cuevas", donde simplemente se fija una cotización y quien lo desee puede comprar los billetes verdes sin tanto papeleo. Precisamente, el hecho de que el dólar se mantenga "quieto" es lo que le ha dado cierto impulso a la venta de propiedades, e inclusive si el vendedor está de acuerdo, se arriesga a pesificar el valor de la misma. 

Así las cosas, como mencioné antes, hay un cambio notable en la fisonomía de la ciudad, en lo que respecta a construcciones. Y siempre surge la nostalgia al recordar un almacén, una casa chorizo, que ya no está porque fue demolida para levantar un edificio de mayor envergadura. Frente al Cine Italiano, en el ex Banco del Salado, se está recuperando una estructura que estaba totalmente obsoleta, y que provocaba rechazo del sólo verla en la principal calle de nuestra ciudad. Más allá de qué emprendimiento se vaya a instalar allí, ya sea oficinas o locales comerciales, contribuirá a que nuestra querida 9 de Julio recupere algo del esplendor que supo tener.

No puedo determinar cuáles son las últimas tendencias en arquitectura, pero lo que se puede advertir es que hay muchos más ventanales que antes. La gente busca vivir en un espacio luminoso, que además otorga una sensación de amplitud de la casa. En rigor, si nos ponemos a pensar, el Centro de Lobos es muy chico, no es más que la calle 9 de Julio entre 25 de Mayo y Av. Alem, más algunas cuadras de las calles Salgado o Rivadavia que tienen movimiento por los comercios que allí están instalados. Urbanizar, construir en terrenos que están más alejados, es una manera de incentivar que la ciudad tenga otra cara, otro perfil. Esto no significa que sea mejor o peor, sino que se aprovechen los loteos para edificar y así ganar en tranquilidad aunque se pierda en términos de cercanía con el Microcentro. Punto final.

Octubre

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