30 de mayo de 2017

Que tu ego y tu protagonismo no te condenen

Nos pasamos buena parte de nuestras vidas derribando mitos y prejuicios. Los cuales fueron engendrados en su mayoría por nuestros padres, por la "chusma" en general, y por hablar sin saber. Aquello de que "la primera impresión es la que cuenta", no va conmigo. Aprendí que no es así, cuando me di la oportunidad de conocer personas que en apariencia eran arrogantes o bien ignorantes, y el tiempo me demostró que ninguna de esas ideas preconcebidas se ajustaba a la realidad. Un  modo de evolucionar como sociedad tiene que ver con esto, con entender que conocer a tu vecino, compañero de laburo, o lo que sea, demanda tiempo, y es natural que así sea, si es que realmente te interesa interactuar con el resto de un grupo. Podés darte esa oportunidad, y verás que así como ponemos rótulos o etiquetas a nuestros vecinos, ellos lo hacen con nosotros. Sin indagar demasiado en el aspecto sociológico, hay grupos que se constituyen porque persiguen un objetivo laboral (equipos de fútbol profesional, investigadores, bandas de rock), y otros que se conforman porque hay intereses comunes. Puede suceder que se den ambas cosas, pero no es lo habitual. Abundan los grupos de Facebook que siguen a un determinado músico o personalidad pública. Lo más probable es que el famoso en cuestión ni siquiera tenga control de lo que se publica en su nombre, y le delegue esa tarea a su manager o agente de prensa.

Pero me estoy yendo de tema. En una sociedad tan prejuiciosa y mezquina, donde es mejor ensuciar a alguien con un rumor en lugar de preguntarle qué le pasa, existen maneras de escapar del "ojo público". Una de ellas, es elegir quiénes son las personas que realmente importan en tu vida, y que merecen tu confianza. Son ellos quienes te podrán juzgar, criticar, o hacer una observación. El resto, está fuera de tu círculo íntimo, y por lo tanto no debería importarte, dentro de los límites de lo razonable. A mayor exposición pública, mayor gente te va a mirar y observar, sacando conclusiones totalmente distorsionadas. Lo bueno es cuando sos consciente de eso y le podés poner un freno. Creo que no soportaría ser "famoso", salir en la revista Paparazzi, aparecer en los programas de chimentos, que me inventen romances, y todo lo que se suele ver por TV. Es más, rescato el hecho de ser una persona relativamente conocida en Lobos pero no dejar que ello me termine limitando. Cuando alguien me elogia sin merecerlo, me fastidia bastante. Además, la satisfacción es hacer un buen laburo, no es necesario que te digan qué virtudes o aptitudes tenés. Soy conocido dentro de un determinado sector,  nada más, en función a toda la gente que fui entrevistando durante tantos años, no por otro motivo.  Cada uno es dueño de ejercer un estilo de vida, y ¿quién soy yo para juzgarlo? Si me afectara o me molestara, por supuesto que lo haría, pero caso contrario, no tiene sentido. Fulano de Tal sabrá por qué lo hace. Hasta que no aprendamos y entendamos esto, seguiremos con la mentalidad de las viejas con ruleros y chancletas. Punto final.


Crónica de una sociedad en ataque de nervios

Comenzamos la semana. Ayer saltó la térmica y media casa permaneció a oscuras mientras intentaba escribir estas líneas. Así que tuve que int...