29 de agosto de 2017

Nosotros y los miedos (parte 2)

El miedo está presente en la condición humana. Y en particular, el miedo a la muerte nos angustia, no importa si hay una creencia religiosa de por medio, y el que niega esto está mintiendo. Sin embargo, puede ser un motivo para cambiar tu perspectiva de la vida. Esto ya se ha dicho antes y seguramente mucho mejor, pero no está de más recordarlo. 

El tema es así: Como el "viaje" es breve y solamente de ida, en varias ocasiones nos planteamos para qué estamos en este mundo. Repartir nuestro tiempo entre el trabajo y el ocio me parece un buen recurso. 

Entre quienes ya dejaron este mundo, hay artistas contemporáneos extremadamente talentosos, que precisamente el mejor legado que nos pudieron dejar, fue la belleza de su obra. 

Si la vida -tal como la conocemos- fuera infinita, no nos preocuparíamos por alcanzar metas u objetivos de ningún tipo, y todo quedaría relegado para ese eterno después. Saber que no estaremos para siempre nos obliga a ponernos en acción.

 Convengamos que existen otros miedos no tan universales, como hacer el ridículo. Yo he pasado vergüenza muchas veces en las situaciones más insólitas y que recriminé por ello durante largo tiempo, hasta que cuando mirás hacia atrás lo tomás con humor. Tengo muchas anécdotas de laburo, que serían largas de enumerar, pero de aquel momento en que dijiste "tragame tierra", aprendiste. No somos superhéroes que estamos inmunes a todo, vivimos expuestos a pasar papelones porque, no importa de qué labures, siempre hay contradicciones entre lo que la gente piensa y hace. Entonces, alguien quizás aceptaría como correcta una actitud tuya en su fuero íntimo, pero no lo puede decir en público y ahí surgen momentos bochornosos.

Aunque ya se ha dicho miles de veces, debemos tomarnos menos en serio, aprender a cagarnos de risa de todo aquello que en su momento fue algo para el olvido y mirar para adelante. Para ser francos: no exigirnos tanto, sin que ello implique cometer cualquier despropósito. Punto final.


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Viernes por la tarde en la ciudad. Estoy tranquilo, pero también somnoliento, así que procuraré escribir lo que tengo en mente. Observo que ...