23 de octubre de 2017

El post-kirchnerismo está a la vuelta de la esquina

Estamos en el lunes después de las elecciones. El PJ se caracteriza, entre otras cosas, por encolumnarse detrás de la figura de líderes carismáticos que están en el poder. Pero esto sucede en la medida que los resultados electorales les sean favorables. No puedo afirmar con certeza si es el fin del kirchnerismo, pero los "barones del Conurbano", silbando bajito, comenzarán a tomar distancia de Cristina. Habrá algunos que resistirán, como los alcaldes de La Matanza, Avellaneda o Merlo. 
 Macri no es un político ortodoxo, ha cometido varios errores de gestión y sigue pidiendo "esperanza" o "paciencia" a la sociedad. Pero lo concreto es que Cambiemos ganó, en la Provincia y en Lobos, por lo cual hoy la balanza se inclina en favor de macrismo. Las derrotas que acumularon los K, desde 2003, generalmente se dieron en elecciones legislativas como la de ayer: 2009, 2013, 2017, y seguramente me estoy olvidando de algún comicio más. 

El viento de cola cambió. Mientras "Néstor y Cristina" gobernaron, consiguieron seducir a cambio de billetera a varios dirigentes de otros partidos, entre ellos los famosos radicales K, en sus respectivas provincias. El ejemplo más bochornoso es el de Leopoldo Moreau, histórico militante de la UCR que desde hace algún tiempo se pasó a las filas de lo que aún queda en pie del kirchnerismo. Eligió mal momento: con el aparato K en retirada,  la sociedad no les perdona los escándalos de corrupción, la extrema verticalidad a la hora de ejercer el poder, la muerte de Nisman, el pacto con Irán, los servicios de inteligencia paralelos (como si fueran sucursales de la SIDE).

  Como dije cuando analicé lo sucedido en las PASO, por  primera vez la gente no votó con el bolsillo. Es decir, a pesar de que los indicadores económicos actuales no son alentadores, prefieren continuar con Macri (o sus candidatos) antes que volver a los 12 años previos. El consumo repuntó apenas un 0,4 % según el INDEC. Eso sí, la construcción creció muchísimo con el "boom" de los creditos hipotecarios y el Procrear. Pero la inflación sigue sin dar tregua, aumentan los combustibles y las tarifas. Cierto sector de la ciudadanía se tragó el sapo de los "tarifazos" y volvió a votar por Cambiemos. Pero el kirchnerismo también tuvo su etapa de "resurrección": en 2008, con el conflicto por el campo que dividió al país y la fallida Resolución 125, el voto "no positivo" de Cobos, se venía el Apocalipsis. Pese a ello, CFK fue reelecta en 2011. Pero llega un punto en que la fiesta se termina. 

Con varios ex funcionarios tras las rejas y otros que esperan su turno para comparecer ante la Justicia, se desmanteló el aparato que parecía muy aceitado. Y el límite de la lealtad al jefe político es la cárcel. Cuando les toque declarar ante el Juez, varios ex Ministros no dudarán en señalar a CFK como principal responsable del desvío de fondos, asociación ilícita, y tantas otras causas judiciales. 

En este complejo entramado de leales y traidores al cual es tan afín el justicialismo, se avecina una profunda depuración, como la que hizo el PJ en los años '80, con la famosa "renovación peronista". Pero hasta que no haya un líder que rompa con lo establecido y logre encolumnar a la tropa, estarán como barco a la deriva. Punto final.


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