La pregunta es, qué respuesta nos brindan las empresas de servicios públicos privatizadas. Básicamente, lo que primero que te piden es un código que figura en la factura, algo así como "pague ahora, reclame después".
¿Y qué sucede si cuando finalmente vuelva la luz, hay un pico de tensión? Te quema todos los aparatos de tu casa, desde el televisor hasta la heladera, y hay que presentar presupuestos, pedir hablar con el Gerente, llenar miles de papeles inútiles, para que la empresa se haga cargo de la reparación, si es que cabe. Mientras tanto, ¿qué vas a hacer? Pedir una heladera prestada para poder mantener la comida y las bebidas refrigeradas? Es inadmisible que suceda esto, que seamos rehenes de una empresa, y aunque parezca que no tiene nada que ver, me hace acordar a Camuzzi, que en sus boletas se sigue cobrando con el bolsillo de los vecinos tasas municipales que le corresponde abonar de sus propias arcas. Algo, definitivamente, está funcionando mal. Fue en propio ente regulador (ENARGAS), quien avaló este despojo. Alguien podrá decir que no es una cifra significativa, que son cinco o seis pesos de más como escuché decir, pero multiplicá esa cifra por la cantidad de usuarios que tiene Camuzzi, y ahí vas a comprender cómo te están estafando. Basta con leer bien la boleta, donde dice "Conceptos facturados", para advertir este despropósito. Si además del 400 % de aumento en las tarifas del año pasado, tenemos que "subsidiar" o subvencionar nosotros a los prestadores de un servicio, estamos en el reino del revés. Punto final.