Probablemente, quienes leen este texto, y tiene determinada edad, se habrán enfrentado a situaciones poco gratas: traiciones, amigos que se alejaron, pérdidas de seres queridos, la necesidad de cuidar la plata para llegar a fin de mes. Sin embargo, creo que hay que sacar fuerzas de donde se pueda y nunca bajar los brazos. O mantener la guardia baja, si no queda otra, pero previendo que en el ring te pueden tirar a la lona por knock out. Si la vida fuera tan previsible como para nacer y crecer sin ningún sobresalto, no tendría sentido. Es necesario pasar por eso, te ayuda a aprender. Porque te podrán cagar una vez, pero para el próximo intento vas a estar más precavido.
Hoy, estoy en una etapa en la cual busco fortalecer el emprendimiento con el cual me gano el sustento: un diario digital que abarque todo lo posible, en el cual todos se sientan representados, dentro de las limitaciones que uno tiene a veces (por cuestiones de distancia) para llegar a un determinado lugar, por ejemplo. Tener la mente abierta a lo que pueda venir es fundamental. Por eso, todas las sugerencias que se me hacen, siempre en el marco del respeto, son bien recibidas. No hay que ser tan necio de negarse a todo, pero tampoco tan complaciente para decir que sí a cualquier cosa.
El periodismo tiene la misión de informar, pero además, ser crítico y esclarecedor en la polémica. Cuando un determinado hecho no queda en claro o genera dudas, ir a las fuentes. No es tan fácil como parece, pero de no ser así, nos estaríamos autocensurando. Y en un país democrático es inadmisible que eso suceda.
Lobos tiene una amplia oferta de medios de comunicación, ya sea digitales, radiales, o televisivos. Es por ello que el desafío es buscar la diferencia, brindar un "plus" al lector, y tener la convicción de que se trabaja lo mejor que se puede. Reitero: lo mejor que se puede. Porque los periodistas también tenemos una vida fuera de la profesión, y no escapamos a los avatares económicos del país, a los compromisos sociales, y a una serie de cuestiones que son propias de cualquier persona. Repartir el tiempo entre el trabajo y la familia, darle la real dimensión a las cosas y no hiperbolizar todo, es la clave. Por eso, y como dice el título de esta nota, si vivir es una lucha, vale la pena dar pelea. Punto final.
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