1 de abril de 2018

Lluvioso domingo de abril, dedicado a los quehaceres domésticos

Comienza un nuevo mes, y quizás sea cierto aquel latiguillo de que "el tiempo es tirano". Realmente, cuesta asimilar cómo van transcurriendo los días, pareciera que ayer estábamos celebrando Año Nuevo, y hoy ya estamos en abril. El péndulo del reloj no nos da respiro. En rigor de verdad, si sentimos esa tiranía del tiempo, es porque la mayoría de nosotros debemos asumir obligaciones, que implican una carga horaria diaria, según a qué laburo se dedique cada uno. Ya el sólo hecho de proponerse pintar una habitación de tu casa, insume un tiempo considerable, todos quienes lo hemos hecho lo sabemos,  desde lijar prolijamente, correr todos los muebles, colocar diarios en el piso para evitar que éste se manche de pintura, hasta la mera tarea de pasar el pincel o el rodillo repetidas veces, con el objetivo de que el resultado final sea el mejor posible. 

Mantener una casa no es tarea sencilla, porque la humedad, la suciedad, y cualquier cosa que se rompa o desgaste por su propio uso, más allá de lo que haya que gastar en plata, requiere de darse maña para dejarla en condiciones. No todos podemos pagar un albañil o un plomero, por lo cual siempre es bueno aprender lo básico para estos menesteres. Y por lo general, el fin de semana, uno lo destinar a todo aquello inherente a las cuatro paredes donde vive, que durante el resto de los días no pudo hacer porque estuvo ocupado con su trabajo. También es común que se acumulen papeles que no sirven para nada o diarios viejos, y no tiene ningún sentido conservarlos. 

Desenchufarte del trabajo cuando llegás a tu casa, y no llevar los problemas del laburo al lugar donde vivís, no es fácil, pero hay que comprender que la gente o la persona que vive con vos, no tiene la culpa de tus broncas o problemas, razón por la cual hay que aprender a descargar esos sentimientos negativos de otra manera, más sana, por nuestra propia salud, y para no atosigar a nuestro entorno con cuestiones que les son ajenas. Todos nos merecemos (y además lo necesitamos), un momento de distensión. Punto final. 

Dame aunque sea una mísera señal!

  Martes por la noche en la ciudad. La verdad es que no estaba del todo convencido acerca de escribir algo hoy. Pero si voy a esperar a deja...